Este artículo lleva mucho tiempo escribiéndose pero no quería publicarlo hasta que fuera definitivo: recientemente concluí el trámite de disolver una sociedad. Vendí mis acciones y mi socio continuará con la que fuera mi empresa.
Este proceso, por fortuna se hizo de manera muy cordial, pero llevo mucho más tiempo de lo que yo hubiera querido y fue muy desgastante a nivel emocional. Da mucha tristeza finalizar algo que comenzaste con tanta ilusión. Cuando este “divorcio de negocios” me golpeo más duro fue cuando lo ví definitivo, justo en el momento cuando plasme mi firma en el documento donde vendía mis acciones y renunciaba a la mesa directiva.
Sin embargo, hoy estoy tranquila, sé que tome la decisión correcta y me deja un aprendizaje importante sobre ser empresaria. En este momento puedo reconocer mis fallas, así como las situaciones que pude haber previsto antes de crear una empresa en sociedad. No sé si estos consejos apliquen en una gran empresa pero pienso que pueden ser de utilidad para cualquier emprendedor que desee formalizar su proyecto y constituir legalmente una empresa:
1) No comiences una empresa endeudado.
Yo inicie mi empresa con una fuerte deuda en tarjetas de crédito. Esto me impidió tener tranquilidad para poder afrontar la falta de ingresos fijos y no contaba con fondos para invertir en el crecimiento de la empresa.
2) Ten un colchón.
Esta recomendación se refiere a que tengas un ahorro y aplica tanto si te vas a dedicar a trabajar como freelance o vas a abrir una empresa. Procura tener ahorrado al menos lo suficiente para cubrir de 6 a 8 meses de tus gastos habituales (renta, alimentos, transporte, seguros, colegiaturas y diversión).
3) Platica con tus socios sobre sus proyectos de vida.
Una empresa no es solo un inciso “me gustaría” en tu proyecto de vida. Implica un fuerte compromiso contigo mismo y con tus socios. Si no tienes ingresos adicionales, tu salud financiera dependerá del empuje de todos los socios para que la empresa crezca y genere utilidades. Si tu socio tiene planes a corto plazo para emigrar a España o irse a estudiar una maestría, deben platicarlo antes de abrir la empresa y analizar si esa situación puede adaptarse o no a los planes de la empresa, especialmente en los primeros años de esta.
4) Busca socios que compartan la misma pasión.
Independientemente del tipo de labor que realice cada uno de tus socios dentro de la empresa, es indispensable la pasión que tengan en el producto o negocio. Y dentro de esta pasión, considero que incluye el interés por actualizarse constantemente y aprender.
5) Conoce las expectativas y valores de tus socios.
Es importante que cuando decidas crear una empresa, cada socio debe exponer sus expectativas, qué es lo que espera de la sociedad, para evitarse sorpresas.
Mis expectativas para mi empresa era que esta debía generar ganancias y no “poquitos” o “extras”, crear empleos, actuar responsablemente con el medio ambiente, el gobierno y la sociedad, así como establecer relaciones “ganar-ganar” con sus proveedores. Mi socio contemplaba la empresa como una oportunidad de negocio que le permitiría en determinado tiempo abandonar su trabajo de oficina. Sin embargo, nunca dejó su empleo. La empresa no creció lo suficiente y se volvió un círculo vicioso donde sin el apoyo de mi socio no podiamos crecer y por la falta de crecimiento e ingresos, él nunca tuvo la motivación suficiente para dejar la seguridad de su trabajo.
En cuanto a los valores personales de cada socio, es importante que en esencia tengan los mismos valores. Por poner un ejemplo, es de interés para una empresa que todos sus socios tengan el valor de la honestidad. La diferencia de valores puede alterar el funcionamiento de la empresa o destrozarla, así como deteriorar la relación personal entre sus socios.
6) Sé muy honesto con el tiempo real que le puedes dedicar a tu empresa, especialmente si la inicias de manera paralela a un empleo de planta.
Yo me dedicaba tiempo completo a la empresa mientras mi socio tenía un empleo fijo y esto no permitía contar con su apoyo para ciertos proyectos o disponibilidad de tiempo para citas con los clientes.
7) Establece de manera muy clara responsabilidades y retribuciones de cada socio.
Tener una sociedad al 50 por cierto, no significa que el trabajo y los ingresos se distribuyen de la misma manera. Antes de crear la empresa, se debe establecer lo que aporta cada socio a la empresa y analizar si la cantidad de trabajo y responsabilidades serán las mismas, especialmente si tienes un socio que no tiene disponibilidad de tiempo completo. Como lo comentó So en el podcast Lana y Podcast: “las sociedades deben ser parejas: diferencia de habilidades entre los socios pero parejo en cuestión de inversión”.
Cada situación es diferente, pero en mi caso establecer sueldos similares por tener una sociedad a partes iguales fue un error. Establecimos sueldos de manera totalmente arbitraria, sin considerar el tiempo real que cada socio le podía dedicar a la empresa y sin analizar nuestra verdadera capacidad para generar ingresos.
8) Considera las fortalezas de cada uno de tus socios y el valor que cada uno aporta al negocio.
La idea original de mi empresa fue un despacho de diseño gráfico y fotografía. Por el flujo de clientes, la mayoría de proyectos fueron de diseño y mi socio comenzo a aprender a usar los programas de diseño con la intención de ayudarme con la carga de trabajo. Pero mientras más diseño hacía él, más me incomodaba y alteraba porque me sentía invadida en mi área de “expertise” y su trabajo no cumplía con lo que yo consideraba buen diseño.
9) Define objetivos medibles y concretos junto con tus socios.
Todos queremos ganar dinero pero eso es una bonita intención y no especifica cuándo alcanzaremos x utilidad, ni cómo lo vamos a lograr. El crecimiento de la empresa requiere de acciones concretas y si no establecemos objetivos a corto, mediano y largo plazo, nuestra empresa tan solo sobrevivirá.
10) Busca el apoyo emocional de familia y amigos.
Como pequeño empresario, te vuelves director de circo de tres pistas; eres administrador, mensajero, vendedor, cobrador y a veces hasta debes hacer la limpieza. Tendrás periodos sin ingresos y no contarás con un cheque listo cada quincena. Procura dormir bien, comer sano y convivir con tus familiares y amistades. Comunica tus proyectos a tu círculo de conocidos y busca sus opiniones y consejos.
11) Reconoce el momento cuando hay que dar por finalizado un proyecto.
Ningún negocio va a crecer por simple orgullo o terquedad. Yo estaba totalmente comprometida con la empresa y convencida del proyecto, pero en realidad mi socio y yo estábamos jugando a ser empresarios, pagando impuestos y cumpliendo con nuestras obligaciones pero sin tener estrategias y ni dirección para sacar adelante la empresa.
En el caso de que vayas a emprender, recuerda que la “gran idea” no va a materializarse sin que exista el impulso y dinámica de una buena sociedad. No basta con que tus socios y tú se lleven bien o que trabajen muy bien en equipo. Es necesario crear sinergia, aprovechar las fortalezas de cada uno y plantear metas y objetivos. Apple Computer no hubiera tenido el mismo éxito sin la combinación que resultó de la gran habilidad técnica de Steve Wozniak y la visión y energía de Steve Jobs.
Link de “Lana y Podcast”:
http://www.blogylana.com/
La verdad es que he vagado por la red, buscando info de este tipo de situaciones, estoy muerta de pánico por tantas cosas que están pasando, ojala no me pase lo que a ti, tomaré muy en cuenta lo que escribes, y muchas gracias por compartirlo!
Silvanha:
La intención del artículo no es asustar ni desanimar a nadie. Me era importante compartir ciertas situaciones que viví y la idea es que mi experiencia sirva a otros para que no cometan los mismos errores. La emoción por emprender algo nuevo puede hacernos pasar por alto ciertas señales que pueden desembocar en problemas fuertes. Te deseo mucho éxito en lo que te propongas. ¡Gracias!
muy buen aporte. Considero que la ardua competencia que se vive actualmente en el ámbito empresarial exige la adecuada capacitación de los emprendedores. La formación previa ayudará a prevenir errores comunes que terminarían por demorar el cumplimiento de los objetivos propuestos o, peor aún, pondrían en peligro la continuidad de la entidad en cuestión.