Otras dieciséis personas murieron de hambre en la ciudad siria rebelde de Madaya (oeste), asediada por las fuerzas progubernamentales, desde que los convoyes humanitarios entraron en ella a mediados de enero, anunció este sábado la oenegé Médicos sin Fronteras (MSF).
“Según el personal sanitario respaldado por MSF en Madaya, 16 personas fallecieron desde la entrega de la ayuda humanitaria”, precisa en un comunicado.
Estas nuevos fallecimientos se producen cuando la Media Luna siria indicó a AFP que había entrado este sábado en Madaya y en otras dos localidades asediadas para evaluar las necesidades humanitarias.
“MSF dispone de informes médicos claros que indican que 46 personas murieron de inanición en Madaya desde el 1 de diciembre”, informó este sábado la oenegé. “El balance es seguramente más alto” -añade- porque se cree que hay personas que murieron de hambre en sus casas.
Se estiman en 320 los casos de desnutrición en esta ciudad situada al oeste de Damasco, de los cuales 33 pacientes se encuentran en “peligro de muerte”, precisó la organización.
“Los habitantes de la ciudad siria sitiada de Madaya se siguen muriendo de hambre, a pesar de los convoyes de ayuda humanitaria”, lamenta MSF, que lo considera “inaceptable”.
La organización humanitaria acusa a las fuerzas favorables al régimen del presidente sirio Bashar al Asad de “seguir bloqueando el abastecimiento de la ciudad en material médico y en medicamentos indispensables”.
“Hace falta una presencia médica permanente e independiente en Madaya, porque pensamos que la situación médica va a empeorar, y el acceso de los habitantes a ella es extremadamente limitado”, explicó el director de operaciones de MSF, Brice de le Vingne.
Madaya se ha convertido en un símbolo del sufrimiento de la población civil en Siria desde el comienzo de la guerra civil en 2011.
Más de 40.000 personas viven bajo asedio desde hace meses en esta localidad, cuya situación es uno de los temas centrales para las negociaciones de paz sobre Siria que se celebran actualmente en Ginebra.
Los principales grupos opositores sirios reunidos en Riad en los últimos días reclamaron la aplicación de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que pide el fin de los bombardeos sobre las zonas civiles y el acceso de ayuda humanitaria a las áreas asediadas.
Según la ONU, alrededor de 486.000 sirios viven en localidades sitiadas por las fuerzas del régimen, los insurgentes o los yihadistas del Estado Islámico (EI).
A mediados de enero, los convoyes de ayuda humanitaria no sólo entraron en Madaya, sino también en las dos localidades chiíes de Fua y Kafraya, rodeadas por los rebeldes en la provincia de Idleb (noroeste), pero con una situación menos catastrófica.
Las organizaciones humanitarias reclaman un acceso incondicional a la población civil asediada, como estipula el derecho humanitario internacional.
El jefe de las operaciones humanitarias de la ONU lamentó esta semana que el gobierno haga oídos sordos al 75% de sus solicitudes para la entrega de ayuda.
El conflicto en Siria comenzó en marzo de 2011 con manifestaciones prodemocráticas pacíficas, reprimidas a fuego y sangre por el régimen de Asad. La guerra ha causado 260.000 muertos y millones de desplazados.