Falleció Margaret Thatcher, la conocida Dama de Hierro, quizá y muchos de mis apreciables lectores no tengan ni la más peregrina idea de quien es ella, pero puedo decirles que era una mujer que dirigió los destinos de Reino Unido por casi una década.
Sobre Margaret Thatcher muchas cosas se podrán decir, como por ejemplo que fue la que manejo perfectamente bien la guerra de las islas Malvinas con Argentina, que fue quien puso en su lugar a Polonia antes aun de la caída de la cortina de hierro, fue quien tenía hábitos familiares tan férreos que ni Inglaterra misma lograba que se rompieran; por ello estas palabras me gustaría dedicárselas a Margaret Thatcher quien, a través de su gobierno y su vida me ha hecho recordar dos de sus anécdotas más especiales (al menos para Mi).
De este tamaño eran las palabras y decisiones de Margaret Thatcher, una mujer que cambio la forma de ver la política y que cuando llego a ser la Primer Ministra de Inglaterra, muchos habían levantado la voz y casi desgarrado la vestiduras pero lo que hizo cuando lo hizo lo hizo tan bien que por ello mismo hoy que ha muerto estamos hablando en Solo Opiniones de ella.
Para Margaret Thatcher, Inglaterra era su prioridad, bueno… la numero dos, ya que la primera era siempre estar en casa para comer y servirle la comida (aunque ya ella no cocinara por el trabajo) a su esposo, por lo cual días antes de que llegase a dar la serie de incursiones que Inglaterra tendría en Oriente Medio y África, había que hacer una toma de decisiones y Margaret Thatcher estaba reunida con la cúpula de inteligencia militar británica, el MI5 y el MI6; cuando le decían los especialistas militares sus razones sobre tomar cierta acción preventiva contra terroristas, ella amablemente pregunto la hora y le respondieron que eran apenas unos minutos antes de la 1 de la tarde, ella sin mediar más palabra decreto un receso y le comento a su asistente que el auto que tenía a su servicio fuera a llevarle a la primer ministra pro tocino, ya que su marido adoraba los sándwiches de tocino con mostaza. Enojados los estrategas militares le dijeron que Inglaterra no podía esperar a que Margaret Thatcher atendiera a su esposo y se sentara para decidir la estrategia de ataque a lo cual la Dama de Hierro respondió que Inglaterra tenía el tiempo del mundo y que lo que se haría era una acción preventiva y los ingleses siempre iban no uno ni dos ni tres pasos adelante sino calles de distancia por lo cual, Inglaterra se detiene para tomar él te e Inglaterra podría esperar a seguir tras comer, en este caso, la comida de su esposo y que si no le parecía al comandante que le había recriminado, podía tomar inmediatamente un teléfono y pedir audiencia con la Reina para aclarar el punto, que como buena mujer y además, excelente esposa podría definir quien tenía la razón. El comandante tuvo que tragarse su orgullo y eso lo sabía Margaret Thatcher por lo cual al comenzar a retirarse desde la puerta le dijo al militar que le había increpado “vaya a casa, coma, cuando regrese con el corazón lleno de haber visto a su familia y comido bien, tendrá ánimos y mejor cabeza para patear traseros islámicos, no olvide que lo hacemos por ellos, por quienes amamos”. La historia le daría la razón.
Margaret Thatcher descansa ya y el mundo de quienes nos gusta analizar y saber la historia, reconoce con la partida de Margaret Thatcher que una era termina, la de los políticos con carácter.