2016 fue el año más violento para los sacerdotes de México desde que la Iglesia Católica comenzó a mantener registros, y este es el octavo año consecutivo que México ha sido catalogado como el país más peligroso del mundo para los religiosos —una tendencia macabra que comenzó poco después del lanzamiento de la arremetida militar contra los carteles de la droga hace diez años—.
Tres sacerdotes fueron asesinados este año —dos en Veracruz y otro en Michoacán— y el informe señala que además fueron asesinados cuatro catequistas.
En total, entre 1990 y 2016 se presentaron 61 ataques contra miembros de la Iglesia en México, según un informe publicado por el Centro Católico Mulimedial, que señala que durante ese período hubo un alarmante aumento del 375 por ciento en el número de sacerdotes asesinados.
Según el informe, “la gran mayoría de estos casos han tenido un modus operandi: amenaza, extorsión, levantamiento, tortura y asesinato”. Las zonas más violentas son Guerrero y Ciudad de México, cada una de las cuales ha registrado ocho ataques desde 1990, seguidas por Veracruz y Michoacán, con siete y seis ataques, respectivamente.
Por otra parte, los reportes de extorsiones aumentaron en un 70 por ciento este año, según la Iglesia Católica, que asegura que, aunque el crimen organizado fue responsable de la mayoría de estos actos, en algunos casos, según los informes, los miembros de las fuerzas de seguridad también han participado en ellos.
Con base en los datos recogidos en los últimos cuatro años, el estudio estima que la violencia contra los miembros de la Iglesia Católica se habrá incrementado en 100 por ciento durante la presidencia de Enrique Peña Nieto, lo que hace de la actual administración las más peligrosa para los sacerdotes de México desde que se comenzó a mantener registros. Ya se han registrado unos 25 ataques contra miembros de la Iglesia durante los primeros cuatro años del gobierno de Peña Nieto.
El informe critica la falta de respuestas del gobierno mexicano ante estos incidentes, los cuales, según el mismo informe, están aumentando debido en parte a la constante impunidad criminal. Más del 80 por ciento de los asesinatos de sacerdotes han quedado sin resolver.
“Este fenómeno en creciente desarrollo es resultado de la incapacidad del gobierno mexicano para controlar la violencia desbordada por grupos del crimen organizado en las distintas zonas geográficas del país”.
Los miembros de la Iglesia de México —que todavía es un país profundamente conservador y católico— disfrutan de una posición de respeto en las comunidades, y los sacerdotes han hecho uso de su función para defender los derechos humanos. Ellos son con frecuencia la primera línea de defensa entre sus parroquias y el crimen organizado, lo cual los pone directamente en la mira.
Esta creciente tendencia a la violencia contra los clérigos, que es señalada por el informe, es una muestra de la situación de seguridad en México, que empeora cada vez más, y de la evidente incapacidad del gobierno para combatir eficientemente al crimen organizado. Un informe publicado este año sostiene que la tasa de impunidad del país alcanzó el 99 por ciento, lo que explica por qué los asesinatos de tantos sacerdotes quedan sin resolver.
Los niveles generales de violencia en México han aumentado en la última década, desde que se lanzó una ofensiva militarizada contra el crimen organizado. Los homicidios disminuyeron durante la primera parte del gobierno de Peña Nieto, pero comenzaron a aumentar de nuevo a mediados de este año. Agosto y septiembre de 2016 fueron los meses más violentos en México desde 1997. Mientras persista el clima generalizado de inseguridad y las altas tasas de homicidios en México, es probable que los sacerdotes sigan blanco de la violencia.