El presidente mexicano, Felipe Calderón, alcanzó el martes la mitad de su periodo de seis años librando una guerra contra el narcotráfico que se ha cobrado 14.000 muertes, y con la la economía en cifras rojas por las crisis financiera mundial.
El dirigente del partido de Acción Nacional (conservador), que asumió en diciembre de 2006 tras una victoria estrecha, ha enfrentado además en 2009 retos mayores, como la emergencia por la gripe H1N1 en abril y el retroceso de su partido en las elecciones legislativas en julio.
Por otra parte, presentó al Congreso una cuestionada propuesta de alza de impuestos para enfrentar el declive de los ingresos petroleros, aprobada en octubre, y liquidó a la estatal Compañía Luz y Fuerza, que suministraba energía a más 20 de millones de personas del centro del país, y despidió a sus 44.000 trabajadores.
Estas medidas han tenido su reflejo en las encuestas publicadas con motivo de su tercer año en el poder, que marcan en forma coincidente una caída de su popularidad.
El sondeo trimestral del diario Reforma dice que la aprobación a su gestión cayó de 68% en septiembre a 52% en la última semana de noviembre. Por su parte la consultora independiente Mifotsky registra una aprobación de 58%, frente a 63% en la medición anterior.
Pese a ello, Calderón mantiene un grado de aprobación “superior al que tenían sus dos predecesores inmediatos a mitad de periodo”, señala Mifotsky en su análisis.
Calderón, quien el martes regresaba al país tras asistir en Portugal a la Cumbre Iberoamericana, adelantó el domingo su balance de mitad de gobierno y defendió particularmente su estrategia contra el narcotráfico, en la que su gobierno ha involucrado al Ejército con el despliegue de unos 50.000 militares.
El depliegue militar no ha conseguido bajar la violencia atribuida a los carteles de las drogas que se ha cobrado más de 14.000 muertos desde 2006, según señalan en forma coincidente conteos de prensa.
Esa violencia afecta especialmente al norte mexicano, e involucra a redes tradicionales como los carteles de Juárez, Sinaloa y del Golfo, junto a grupos emergentes como los Zetas y más recientemente el denominado ‘La Familia’.
Críticos como Jorge Castañeda, ex canciller de Vicente Fox (2000-2006), advierten que la guerra contra los narcos lanzada por el gobierno es contradictoria pues “aumentó la inseguridad, la violencia y el número de víctimas” y no disminuyó el poder de los carteles.
Pero el presidente mexicano no sólo recibe críticas en ese frente. “El balance de los tres años de Calderón es evidentemente negativo, ha traído un aumento de la pobreza, la inseguridad y el desempleo”, sostiene Jesús Ortega, dirigente del Partido Revolucionario Democrática (PRD, izquierda).
Por su parte el analista político Federico Reyes, director del centro de investigaciones privado Fundación Este País, cree que el estilo de Calderón requiere un viraje. “Su estrategia de evitar conflictos, de no confrontación (…) seguida en sus tres primeros año, le ha pagado muy mal”.
Reyes cree que Calderón tiene un margen de maniobra y debe encarar el desafío de enfrentar potentes intereses como los que encarnan los sindicatos del sector petrolero y los empresarios de telecomunicaciones.
“Sabe que si quiere avanzar en lo político, en lo laboral, en lo energético, en materia fiscal, en lo que más urge a México, tendrá que confrontar intereses de todo tipo”, apuntó.
¿Y qué le pediría Calderón a la Virgen de Guadalupe?
Posiblemente esto:
http://www.youtube.com/watch?v=vH8LPNyCwVk