La mañana del lunes tuve oportunidad de recibir por correo electrónico un escrito que me parece formidable del “The Providence Journal” que habla entre muchas cosas, a que los norteamericanos con esta crisis que ya ha impactado varios sectores, debería revalorar actitudes y posturas frente a cuestiones como energéticos, libre comercio y la forma en que hace negocios en los mercados financieros.
Entre otras cuestiones, deseo hoy centrarme en uno de esos tres temas (abordare los demás en posts venideros, lo prometo), creo que aquel que ha sumido a Estados Unidos desde hace ya una década en la debacle de su sistema productor como lo es el libre comercio.
Y es que díganme sino, en los 90 Estados Unidos lanzó al mundo su famosa y rimbombante Organización Mundial de Comercio que mando como ariete para abrir mercados y fronteras teniendo un árbitro acotado en ciertos temas; ¿estamos?
Bien, así fue como se fue dando cuenta de que a naciones en vías de desarrollo podía ir conquistando con productos de sus empresas que ya tenían saturado el mercado interno.
Fue poniendo de moda los tratados de libre comercio y esa idea venia de la reflexión de un mexicano que estuvo, momentáneamente apoyado por el gobierno Clinton para dirigir la OMC, Carlos Salinas de Gortari.
Pero en su afán conquistador, Estados Unidos abrió su puerta al comercio con China…
La idea era seductora; pensaron comprarían más playeras y televisiones, pero mandarían a dicho mercado más software y servicios sofisticados a un mundo hambriento de los conocimientos científicos de Estados Unidos.
Craso error ya que si bien en un inicio así fue, en menos de un lustro los norteamericanos tenían mas entusiasmo que China en eso de las importaciones; el mercado interno de ellos estaba cautivo.
Y lo que se pretendía con el libre comercio para que los estadounidenses pudieran obtener trabajos mejor pagados, se tradujo en déficit en la balanza comercial con el dragón asiático.
De esta manera no solo se comenzó a afectar a la industria textilera sino prosiguió la electrónica y la de bienes y todas.
En su momento paso con Japón y lamentablemente no se aprendió la lección; pero lo peor de todo es cuando los Chinos tomaron por asalto el sistema financiero pero eso será otro post el día de mañana.
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