El sábado primero de octubre se llevó a cabo un partido de fútbol entre el equipo local Arema FC y el equipo visitante Persebaya Surabaya, en el estadio de la ciudad de Malanga en Java Oriental, Indonesia.
Con un marcador final de 3 a 2 a favor del equipo visitante la afición enfureció pues esa situación no sucedía desde hace 23 años.
Aunque la afición indonesa es conocida por violenta y por lo mismo no se permite el acceso al partido a las dos aficiones contrarias, en esta ocasión que solo estaban aficionados del Arema FC, no soportaron la derrota y aproximadamente 50 espectadores acudieron al campo de fútbol para agredir a los jugadores.
La policía sin evidente capacitación al intentar controlar los actos de violencia arrojaron gas lacrimógeno, pero en lugar de hacerlo contra el reducido grupo de agresores que se encontraban en la cancha, lo hicieron contra los espectadores que se encontraban en las gradas.
Con la presencia de 42 mil asistentes conformados por familias completas, los espectadores entraron en pánico y quisieron salir todos al mismo tiempo provocando una marabunta que dejó como saldo 127 personas muertas por asfixia y aplastamiento, entre ellas 32 niños.
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Aunque hasta el momento han sido suspendidos el jefe de la policía y nueve elementos élite de la policía antimotines, la organización de fútbol veto lo que quede de la liga nacional al estadio del Arenal y el presidente decidió suspender los juegos hasta que se revise al personal y los protocolos de atención en eventos masivos, todas las acciones parecen insuficientes en una tragedia que se pudo haber evitado.
Hasta el momento aún hay personas heridas en los hospitales, por lo cual la cifra de víctimas mortales podría ascender.
MGG