Los principales candidatos afganos recorrían el país el viernes en campaña para las elecciones del 20 de agosto, mientras las autoridades indicaron que intentaban obtener de los talibanes un compromiso que evite riesgos a los votantes. El hermano del presidente Hamid Karzai, candidato a la reelección y favorito en los sondeos, declaró el viernes a la AFP que se desarrollaban conversaciones con jefes talibanes del sur del país para que no realicen ataques que pongan en riesgo la seguridad de los votantes el próximo jueves.
Los talibanes desmintieron tajantemente que tuvieran lugar esas negociaciones, según indicó uno de sus portavoces a la AFP. La Comisión Europea informó el viernes en Bruselas que un grupo de 67 observadores europeos llegó a Afganistán para supervisar las elecciones, pero indicó que “se desplegarán en los lugares que las condiciones lo permitan”.
El presidente Karzai voló este viernes a la ciudad de Herat (oeste), donde tiene previsto pronunciar un discurso ante miles de partidarios. Su principal rival, Abdula Abdula, se reunirá con varios miles de personas en la provincia central de Dai Kundi, mientras que el ex ministro de Finanzas, Ashraf Ghani, también participará en un mitin en Zabul (sur). Estos tres candidatos lideran la carrera presidencial, en las segundas elecciones afganas desde que los talibanes fueron expulsados del poder por una coalición internacional liderada por Estados Unidos en 2001.
En las papeletas aparecerán 41 nombres, aunque al menos cinco candidatos anunciaron a la prensa que habían dejado su lugar a otros, de los cuales solamente uno informó de su decisión a las autoridades. Según un sondeo publicado este viernes, el 44% de las personas interrogadas a finales de julio dijo que votaría por Karzai, y el 26% por Abdula, lo que requeriría una segunda vuelta, dado que el presidente no alcanzaría el 50% necesario para ser electo en la primera.
El 10% dijo que votaría por el candidato independiente Ramazan Bashardost, y el 6% por Ghani, según el sondeo realizado por una organización basada en Estados Unidos, el Instituto Republicano Internacional (IRI), que entrevistó a 2.400 personas a mediados de julio. El hermano del presidente, Ahmed Wali Karzai, jefe del consejo provincial de la sureña provincia de Kandahar, dijeron fuentes que “las comunidades han empezado conversaciones con algunos grupos talibanes, algunos comandantes talibanes, para tratar de convencerlos de que ese día no creen problemas”, aunque negó que se haya alcanzado un acuerdo de momento.
Todavía “no se firmó ningún acuerdo con los talibanes”, afirmó Karzai, que trabaja en la campaña de su hermano. Pero un portavoz de los talibanes negó a las agencias noticiosas cualquier negociación. “No hemos hablado con nadie”, afirmó Yusuf Ahmadi. “Ni nuestros comandantes locales ni nuestros jefes han hablado con nadie y no lo harán”, precisó el vocero talibán. El diario británico The Guardian indicó que Ahmed Wali Karzai acordó secretamente un alto el fuego con los talibanes del sur para que se retiren y permitan que las fuerzas de seguridad protejan los colegios electorales.
Los talibanes juraron que perturbarían las elecciones que consideran “una farsa orquestada por los estadounidenses” y llamaron a los afganos a boicotearlas y a tomar las armas contra los “invasores” extranjeros. La Comisión Electoral Independiente Afgana (IEC) dijo el jueves que más del 10% de los 7.000 colegios electorales podrían permanecer cerrados, debido a las amenazas de actos de violencia.
Los talibanes se negaron reiteradamente a participar en los diálogos de paz propuestas en los últimos años por el presidennte Hamid Karzai, planteando como condición previa la retirada de las tropas extranjeras del país.
Más de 100.000 efectivos extranjeros están desplegados en Afganistán bajo mando estadounidense y de la OTAN. La oficina de Karzai anunció en julio que se había acordado un alto el fuego con los talibanes en la provincia de Badghis (noroeste) y que se trabajaba para conseguir lo mismo en otras provincias