Una nueva investigación indica que la mejor forma de proteger de la gripe a los más vulnerables de la sociedad es vacunar a los niños en edad escolar y a sus padres.
Los niños figuran ya en la lista de prioridades del gobierno para recibir este año la vacuna contra la gripe porque esa nueva cepa de influenza se ceba en los menores. Ello es inusual, ya que la gripe es en general más peligrosa para los ancianos.
Empero, el estudio difundido el jueves en la revista Science sostiene que vacunar a los escolares debería ser la prioridad todos los años, porque son los principales conductos de propagación y los padres son entonces el puente que usa el virus para llegar al resto de la comunidad.
La idea es que inocular a los propagadores puede crear una barrera en torno a las personas que más riesgo corren de morir a causa de la influenza.
El biólogo matemático de la Universidad de Clemson Jan Medlock elaboró un modelo de lo que podría ocurrir si un virus como el causante de las pandemias de 1918 y 1957 ocurriera hoy. probó múltiples estrategias de vacunación contra virus de diferente virulencia para ver cuál produciría el mejor resultado con la menor cantidad de vacunas.
En un invierno común, Estados Unidos dispone de 85 a 100 millones de dosis de vacuna contra la gripe. Si por lo menos están disponibles 40 millones de dosis, vacunar a los niños de 5 a 19 años y a los adultos de 30 años – la edad media de sus padres – da a la sociedad la mejor protección, según Medlock y Alison Galvani, de la Universidad de Yale.
En un ejemplo, con una cepa tan mortífera como la de 1918, el modelo pronosticó que las muertes podrían ser reducidas a más de la mitad si son vacunadas solamente las personas entre esas edades, en lugar de vacunar a las personas de más de 50 y menos de 5