El presidente de Estados Unidos, Barak Obama, quien hoy va a la residencia de Camp David a pasar unos días de descanso hasta el lunes, está elaborando una nueva estrategia para lograr la aprobación del plan de reforma sanitaria por parte del Congreso, informó la Casa Blanca.
Obama hablará probablemente a la nación en los próximos días, después de que el 8 de septiembre el Congreso retome su actividad tras la pausa estival.
Hasta ahora el presidente, cuya popularidad cayó este verano boreal, dejó al Congreso la tarea de elaborar propuestas legislativas, limitándose a indicar los principios generales de una reforma del sistema de salud del país que pretende ampliar la cobertura sanitaria a los casi 50 millones de estadounidenses que actualmente carecen de seguro.
Esta actitud permitió al Congreso debatir un vasto espectro de ideas, a menudo en conflicto entre ellas, pero también tuvo el efecto de confundir a la opinión pública sobre los verdaderos propósitos de Obama y sobre las consecuencias de la reforma para quien ya tiene un seguro médico y no quiere cambiar su situación.
“Estamos entrando ahora en una nueva fase”, dijo David Axelrod, el más importante consejero de Obama, en una serie de entrevistas. “Ha llegado el momento de sintetizar y de armonizar las diversas propuestas, ya que hemos llegado a la fase final de la partida”, afirmó.
Esto significa que Obama deberá ser más concreto sobre su plan de reforma sanitaria y en este sentido un discurso a la nación podría ser el mejor modo para abrir esta fase nueva.
Según un sondeo de la CNN, sólo el 44 por ciento de los estadounidenses aprueba cómo Obama condujo el debate sobre la reforma sanitaria, mientras el 53 por ciento tiene una opinión negativa al respecto.
“La historia juzgará si fue una buena idea o no consentir al Congreso discutir sobre toda la gama de ideas”, afirmó Axelrod.
“El presidente está convencido de que es posible completar esta histórica reforma, tan importante para la vida de todos los ciudadanos estadounidenses”, añadió