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Morir en México tiene tres rostros: el de la enfermedad, el de la desigualdad y el de la violencia.
Las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) muestran que las enfermedades del corazón, la diabetes mellitus y las causas externas (como homicidios y accidentes) siguen encabezando la lista de defunciones.

Pero detrás de los números hay un diagnóstico más profundo: morimos por cómo vivimos, por los hábitos, las condiciones sociales y el entorno que nos rodea.


❤️ 1. Razón médica: las enfermedades del corazón

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en México.
Cada año, más de 97 000 personas pierden la vida por infartos, cardiopatías o insuficiencia cardíaca.

Detrás de estas cifras se esconden factores cotidianos:

  • Alimentación alta en grasas y sodio.
  • Estrés crónico y sedentarismo.
  • Falta de diagnóstico temprano.

El sedentarismo urbano y la alimentación procesada son dos detonantes silenciosos. De acuerdo con el INEGI, siete de cada diez adultos en México tienen sobrepeso u obesidad, y uno de cada tres padece hipertensión arterial.

El cardiólogo Rafael Meza lo resume con crudeza:

“La enfermedad cardíaca no aparece de un día para otro. Es el resultado de años de malos hábitos y un sistema de salud que atiende más que previene.”

Aunque los programas de salud pública han mejorado la detección y tratamiento, el problema persiste porque las causas están en la vida diaria: el exceso de sal, el trabajo sedentario, el cigarro, el alcohol y la falta de chequeos médicos.

La muerte por causas cardiovasculares no solo es una tragedia biológica: es una falla de prevención social.


🍬 2. Razón social: la diabetes mellitus

La segunda causa de muerte en México es la diabetes mellitus, que afecta principalmente a personas mayores de 40 años.
Según la Secretaría de Salud, más de 14 millones de mexicanos viven con diabetes, y muchos lo ignoran.

El origen de la enfermedad va más allá del cuerpo: es social y económico.
Los alimentos ultraprocesados y las bebidas azucaradas son más baratos y accesibles que las frutas o verduras frescas. En zonas urbanas, el tiempo y el estrés reducen la capacidad de cocinar o alimentarse bien.

Así, la diabetes se convierte en una enfermedad de la desigualdad.
Quienes tienen recursos acceden a tratamientos y seguimiento médico; quienes no, enfrentan amputaciones, ceguera o muerte prematura.

El problema se agrava por la falta de educación en salud y el consumo excesivo de refrescos. México sigue siendo uno de los países con mayor consumo de azúcar per cápita del mundo.

De acuerdo con el endocrinólogo Luis Estrada, la diabetes “no es una epidemia del azúcar, sino del estilo de vida”.
Y eso implica políticas públicas más amplias: alimentación escolar saludable, impuestos al refresco, espacios para actividad física y campañas de diagnóstico.

Mientras tanto, miles de familias enfrentan cada año el costo emocional y económico de una enfermedad que pudo haberse evitado.


🔫 3. Razón distinta: violencia y causas externas

Si las dos primeras causas son biológicas y sociales, la tercera es estructural: la violencia y los accidentes.

México vive desde hace más de una década una crisis de seguridad que se refleja directamente en la mortalidad.
En 2024, los homicidios representaron una de las principales causas de muerte en hombres jóvenes, superando incluso a enfermedades crónicas en varios estados.

De acuerdo con el INEGI y el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, cada día mueren más de 80 personas asesinadas en el país.

A eso se suman los accidentes de tránsito, especialmente entre jóvenes de 15 a 29 años, que figuran entre las cinco principales causas de defunción en este grupo.

“No todas las muertes se explican por un diagnóstico médico; muchas se explican por la falta de oportunidades, la desigualdad o el abandono del Estado”, señala la socióloga María Teresa Ponce.

La violencia es un espejo de las fracturas sociales: pobreza, impunidad, desempleo, drogadicción y armas.
Y los accidentes reflejan un país donde la infraestructura vial deficiente y el consumo de alcohol siguen cobrando vidas cada fin de semana.


⚖️ Tres caras de una misma realidad

Estas tres causas —cardiopatías, diabetes y violencia— muestran que la muerte en México tiene múltiples dimensiones: médica, social y estructural.
Una nación que envejece con malos hábitos, vive con estrés y muere por desigualdad o violencia.

Prevenir requiere más que hospitales: necesita educación, justicia y comunidad.
La medicina puede controlar el colesterol, pero no el miedo a salir de noche ni la pobreza que obliga a comer mal.

En palabras del epidemiólogo Sergio Ochoa:

“No basta con vivir más, hay que vivir mejor. La salud no se mide solo en hospitales, sino en calles seguras, comida sana y descanso.”


Conclusión

Morir en México es el resultado de tres fuerzas que se entrelazan: el cuerpo que se cansa, la sociedad que enferma y la violencia que arrebata.
Mientras las cifras cambian cada año, el mensaje sigue siendo el mismo: la prevención y la equidad salvan más vidas que cualquier medicina.

Cuidar el corazón, moderar el azúcar y exigir un país seguro son, al final, las tres grandes recetas para vivir más tiempo.

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