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El cometa 3I Atlas ha captado la atención de la comunidad astronómica internacional.
Descubierto en julio de 2025 por el telescopio ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System) con sede en Chile, este cuerpo celeste de trayectoria hiperbólica ha mostrado un comportamiento errático e inusual que ha llevado a las agencias espaciales a mantenerlo bajo estrecha observación.

Aunque los primeros cálculos orbitales indicaban que el 3I Atlas no representaba amenaza alguna para la Tierra, sus recientes variaciones en brillo y composición han despertado inquietud entre los científicos.
La NASA y la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) lo han incluido oficialmente en su lista de objetos potencialmente peligrosos, una medida preventiva que busca garantizar un monitoreo constante durante los próximos meses.


Una trayectoria fuera de lo común

El 3I Atlas destaca por su trayectoria hiperbólica, lo que significa que no orbita al Sol de forma cerrada, sino que procede del espacio interestelar, cruzando el Sistema Solar antes de continuar su viaje hacia el vacío.
Esta característica lo convierte en apenas el tercer objeto interestelar detectado en la historia, después de ‘Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019).

La designación “3I” proviene precisamente de esa condición: “Interestelar, tercer hallazgo confirmado”.
Los astrónomos señalan que su comportamiento ha sido difícil de predecir, ya que el cometa parece fragmentarse y recomponerse en intervalos irregulares, algo poco común en este tipo de objetos.

De acuerdo con la NASA’s Center for Near-Earth Object Studies (CNEOS) (consulta aquí), el cometa 3I Atlas alcanzará su punto más cercano al Sol entre el 29 de octubre de 2025 y el 27 de enero de 2026, periodo que se aprovechará para recopilar datos sobre su tamaño, densidad y posible emisión de gases.


Campaña de observación internacional

La Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) anunció el inicio de una campaña de observación coordinada que involucra telescopios en América, Europa y Asia.
El objetivo es obtener mediciones espectroscópicas que ayuden a determinar la composición química del 3I Atlas, así como su velocidad y ángulo de aproximación.

En el hemisferio sur, el telescopio ATLAS de Cerro Tololo será la principal herramienta de seguimiento, complementado con observaciones del Very Large Telescope (VLT) y del James Webb Space Telescope, este último ubicado en el punto de Lagrange L2.

“El cometa 3I Atlas representa una oportunidad científica única para estudiar materiales interestelares sin que exista un riesgo inmediato para nuestro planeta”, declaró la astrónoma chilena María Fernanda Cifuentes, integrante del equipo ATLAS.

La especialista añadió que, aunque el cometa no se acercará a menos de 180 millones de kilómetros de la Tierra, su trayectoria y actividad gaseosa justifican la atención global.


Teorías y precauciones

Como en casos anteriores, el descubrimiento del 3I Atlas ha generado también teorías especulativas sobre su origen.
Algunos investigadores independientes sugieren que podría tratarse de un fragmento desprendido de un cuerpo interestelar mayor, mientras que otros destacan su alta reflectividad, posiblemente causada por compuestos metálicos volátiles.

La Agencia Espacial Europea (ESA), a través de su Oficina de Defensa Planetaria (más información aquí), ha confirmado que mantiene una vigilancia paralela sobre el objeto, aunque respalda las conclusiones iniciales de la NASA de que no hay riesgo de impacto.

A diferencia de los cometas convencionales, el 3I Atlas parece tener una rotación caótica, lo que provoca variaciones abruptas en su brillo cada pocas horas.
Esa dinámica sugiere que el objeto podría estar parcialmente fragmentado, liberando material a medida que se aproxima al Sol.


Un visitante de otro sistema

Para la comunidad científica, el 3I Atlas no solo es un posible riesgo, sino también una ventana hacia el conocimiento del material primordial interestelar.
Su estudio podría ofrecer pistas sobre la formación de otros sistemas planetarios y sobre cómo evolucionan los cuerpos menores en ambientes extremos.

El seguimiento detallado de su composición y trayectoria se considera esencial para afinar los modelos de defensa planetaria y para comprender mejor la presencia de objetos que cruzan el Sistema Solar desde regiones externas.

“Cada cuerpo interestelar que nos visita es un mensaje del cosmos. El 3I Atlas nos recuerda que no estamos aislados, sino inmersos en un flujo constante de materia interplanetaria”, señaló el astrofísico Jorge Ramírez del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE).


Conclusión

A medida que se acerque al Sol, el 3I Atlas se convertirá en uno de los fenómenos astronómicos más seguidos del año.
Su observación no solo permitirá evaluar posibles riesgos, sino también ampliar el conocimiento sobre los visitantes interestelares que cruzan nuestro vecindario cósmico.

Con más ojos apuntando al cielo que nunca, el 3I Atlas simboliza la delgada línea entre la fascinación y la precaución que caracteriza la exploración del espacio. Y no, no es una nave espacial.

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El cometa 3I Atlas genera inquietud entre astrónomos 2

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