México tiene un gran tesoro. Y no es precisamente el petróleo resguardado por las aguas profundas. Se trata del patrimonio cultural e histórico que, incluso, coloca al paÃs como una potencia: es la sexta nación con más sitios incluidos en la Lista de Patrimonio Mundial y la primera en América Latina y el Caribe. Pero esta riqueza no siempre ha sido valorada y protegida, mucho menos se ha utilizado como una herramienta para impulsar el desarrollo social y económico.
Existen números que dibujan la magnitud del tesoro cultural del paÃs: hay 42 mil sitios arqueológicos registrados; de ellos, 175 están abiertos al público; 110 mil monumentos que tienen valor histórico de los siglos XVI al XIX; de ellos 75 mil 478 están catalogados y se han reconocido 30 pueblos como â??mágicosâ? por su riqueza cultural.
Por si esto no fuera suficiente, cada uno de los 62 pueblos indÃgenas de México tienen su propia lengua, producen diferentes artesanÃas, resguardan tradiciones, música, danza y conocimientos que permiten que nuestra nación se distinga a nivel mundial.
PaÃses como Italia, España, Francia o Alemania, han hecho de su patrimonio su mejor carta de presentación ante el mundo y han logrado que regiones, comunidades o ciudades, vivan de cuidar y mostrar su pasado.
En México eso aún no sucede, pese a ser el paÃs con más sitios arqueológicos en América y con las ciudades coloniales más importantes del continente.
â??Falta creatividad para promover el patrimonio culturalâ?, señala Olga Orive Bellinger, presidenta de la representación en México del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Históricos (ICOMOS-México).
Para el arqueólogo Salvador Guilliem Arroyo, coordinador nacional de ArqueologÃa del INAH, lo que ha faltado es â??concienciaâ? para realizar planes integrales que impulsen el desarrollo de una región a través del patrimonio.
México cuenta con 29 sitios que están incluidos en la lista de Patrimonio Mundial, 25 de ellos son lugares con importancia cultural y cuatro son zonas naturales. Esta cifra lo hace ser el sexto paÃs con más declaratorias, después de Italia (44 sitios), España (41), China (38), Francia (33) y Alemania (33).
Y aunque la lista no pretende ser â??una competencia entre los paÃsesâ?, señala la UNESCO, sà busca ser un intento por juntar los esfuerzos para â??conservar y proteger para las futuras generaciones los sitios con un valor excepcionalâ?.
La misma UNESCO reconoce que el patrimonio cultural â??genera trabajo e ingresos, por ejemplo al convertir sitios en destinos de turismo culturalâ?.
Incluso señala que â??el patrimonio cultural (sean prácticas culturales, sitios o monumentos) pueden atraer al turismo nacional e internacional y de esta manera funcionar como motor del desarrollo para una regiónâ?.
Esto ha sido aprovechado por naciones como España. Por ejemplo, el Camino de Santiago recibe a cerca de 125 mil visitantes al año. Mientras que Francia promociona su Ruta de Castillos o Alemania a sus ciudades medievales.
â??México lo que más promociona en el exterior son los destinos de playaâ?, lamenta la presidenta de ICOMOS-México, Olga Orive Bellinger.
En el documento â??Patrimonio cultural inmaterial y turismo: salvaguardia y oportunidadesâ?, elaborado por el Centro de Estudios Superiores en Turismo, con base en entrevistas realizadas en los aeropuertos del paÃs, se muestra que para los turistas México no es considerado un destino â??culturalâ? de importancia mundial. Egipto y paÃses europeos como Italia y Francia son vistos como destinos culturales â??por excelenciaâ?.
Este mismo documento asegura que se han identificado 811 localidades de interés â??para el desarrollo del turismo relacionado con la culturaâ?.
Sin embargo, cuando se pidió a turistas internacionales que mencionaran los lugares de interés cultural de México, sólo nueve sitios concentraron el 70% de las menciones. Entre ellos, Teotihuacan, Chichén Itzá y Palenque.
La misma SecretarÃa de Turismo reconoce, en el â??Programa de Ampliación de Nichos y Mercados. Turismo Cultural 2007-2012â?, que el patrimonio cultural se puede utilizar para crear micro empresas y empleos, combatir a la pobreza y crear núcleos de desarrollo turÃstico que desalienten la migración.
El arqueólogo Salvador Guilliem reconoce que en México falta una â??planeación sustentable para que las comunidades puedan vivir del pasadoâ?. Como ejemplo menciona el caso de la Ruta Peña de Bernal, en la cual se conjunta patrimonio histórico y natural. â??La zona puede garantizar entre uno o 10 dÃas de visita y podrÃa dejar una derrama económica para varias poblaciones. Sin embargo, el impacto del turismo no está planeado y los pueblos colaterales a la ruta se están rezagandoâ?.
Aprovechar el potencial turÃstico del patrimonio cultural también tiene sus riesgos, sobre todo cuando se realiza sin planeación y sin considerar el beneficio de las comunidades.
Olga Orive Bellinger, de ICOMOS-México, asà como Antonio Machuca RamÃrez, investigador de la Dirección de EtnologÃa y AntropologÃa Social del INAH, resaltan que, bajo el pretexto de impulsar el turismo en un área, se presentan proyectos que sólo buscan convertir a las zonas arqueológicas o sitios naturales en â??escenografÃa para espectáculosâ?. Como ejemplo mencionan los casos de las Grutas de Cacahuamilpa, TajÃn, Chichén Itzá o Teotihuacan, lugares en donde se han llevado a cabo conciertos o espectáculos de luz y sonido.
Incluso, el coordinador nacional de ArqueologÃa del INAH, Salvador Guilliem, confirma que hay varias solicitudes de gobiernos estatales que buscan autorizaciones para realizar espectáculos de luz y sonido en varias de las zonas arqueológicas de sus entidades.
â??Hace falta más sensibilidad para poder apreciar los lugares por sà mismos, para poder apreciar el patrimonio cultural por todo lo que éste representaâ?, señala Orive Bellinger.
El gobierno del estado de México, indica, planteó que el proyecto de luz y sonido en Teotihuacán iba a generar una importante derrama económica que beneficiarÃa a las comunidades, â??pero nunca se explicó cómoâ?.
La presidenta de ICOMOS-México afirma que una forma de realmente beneficar a las comunidades aledañas a Teotihuacan, por ejemplo, serÃa a través del desarrollo de una ruta cultural que difunda el patrimonio que tienen los poblados de la zona, los cuales poseen importantes construcciones, como conventos del siglo XVII y XVIII que â??muy poca gente conoce por falta de difusión. Esto beneficiarÃa a las comunidadesâ?.
Para aprovechar el patrimonio cultural, señala Antonio Machuca RamÃrez, es necesario apoyar proyectos de desarrollo regional para atacar la pobreza e impulsar las potencialidades y capacidades de la localidad.
â??Cuando se piensa que una zona arqueológica o con riqueza cultural o natural debe incorporarse al desarrollo económico, algunos sectores gubernamentales y empresariales de inmediato piensan en modelos importados, como parques temáticos; en el aprovechamiento en manos de unos cuantos y no como una polÃtica de distribución justa de los ingresosâ?, resalta el investigador del INAH.
En el documento â??Patrimonio cultural inmaterial y turismo: salvaguardia y oportunidadesâ?, realizado por Conaculta, se menciona que las amenazas hacia la preservación del patrimonio cultural â??no provienen del turismo en sÃ, sino de las polÃticas erróneas hacia la promoción de estas actividades masivas, combinadas con la ausencia de reglamentos y planes de manejo para la canalización del turismo y el racional aprovechamiento de sus recursosâ?.
En varios momentos de la historia de México, el patrimonio cultural no ha sido visto como una riqueza que es necesario preservar, difundir y aprovechar. Hay varios ejemplos de ello, pero uno que se distingue es el de la zona arqueológica de Tlatelolco. Pese a que fue una de las grandes ciudades prehispánicas del México antiguo, en la actualidad sólo se conserva entre 15% y 18% de lo que fue su recinto ceremonial. Incluso, la parte que hoy está abierta al público también estuvo a punto de perderse en 1958, cuando el presidente Adolfo López Mateos anunció la construcción de la Unidad Habitacional de Tlatelolco.
El plan arquitectónico original de la unidad habitacional proponÃa retirar todos los vestigios arqueológicos para que su lugar fuera ocupado por una plancha de concreto, asà como por un lago artificial. En ese entonces, la defensa de la zona que realizaron arqueólogos, entre ellos Eduardo Matos Moctezuma, logró que se respetara parte de los vestigios.
El poco valor que se le da al patrimonio continúa. â??Hay religiosos que modifican, construyen o pintan iglesias que son edificios coloniales de gran valor. Eso sucede ahora en San Mateo Atencoâ?, apunta Orive Bellinger.
Asimismo, menciona que hay propietarios de edificios del siglo XVII o XVIII, a quienes â??sólo les importa el valor de la tierra y hacen lo imposible para que se caiga el edificioâ?.
También existe un desdén hacia esta riqueza de parte de gobiernos municipales o estatales, â??por ejemplo, el JardÃn del Carmen, ubicado en Puebla (ciudad que está en la Lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO), se deberÃa llamar ahora Zócalo del Carmen, porque se modificó y se llenó de concretoâ?.
Hay que destacar que sólo dos de los 29 sitios declarados como Patrimonio de la Humanidad tienen plan de manejo, un mecanismo que marca qué actividades se permiten en el lugar.
Para la presidenta de ICOMOS-México, Olga Orive, para que el patrimonio cultural, tanto material como inmaterial, realmente se proteja, difunda y aproveche en forma sustentable, es necesario que â??los ciudadanos lo conozcan y se sientan orgullosos de élâ?.
Para la UNESCO, â??las autoridades de un paÃs tienen la responsabilidad de hacer lo posible para que la gente tenga información sobre su patrimonio y que las expresiones patrimoniales formen parte de la educación. Solamente de esta forma se puede lograr que la conservación y protección del patrimonio sea con la gente y no protección contra la genteâ?