Porfirio Muñoz Ledo y Carlos Salinas de Gortari se encontraron, intercambiaron saludos y hasta conversaron, dicen. Que la polÃtica hace realidad lo imposible, ni hablar. Hoy Salinas y Muñoz Ledo; ayer Salinas y Cuauhtémoc Cárdenas. Sólo falta la unión de un vértice que cierre el cuadrilátero de los opuesto: Salinas y Andrés Manuel López Obrador. No, imposible…
Pero hoy López Obrador mira en la imagen al enemigo y el aliado. Juntos, el â??perversoâ? de la polÃtica y el ex coordinador del Frente Amplio Progresista (FAP), que unió fuerzas de tres partidos para apuntalar el liderezgo de López Obrador al margen del PRD. Parecen contentos el ex presidente y el ahora diputado federal del PT, el partido que un dÃa nació también de la mano de Salinas.
Los opuestos en guerra desde 1988 hacen la paz.
Es Salinas, el que se hizo Presidente a costa de Cárdenas; el enemigo histórico del PRD; el que urdió â??complotsâ? y movió hilos en priismo y panismo en contra de la candidatura presidencial de López Obrador.
Es Muñoz Ledo, lÃder junto con Cárdenas del movimiento democratizador en el PRI que concluyó en ruptura, fundadores ambos del PRD; juntos en la elección presidencial de 88 y 94, separados por la candidatura en 2000; Muñoz Ledo, el que renunció al PRD, colaboró en la campaña y el gobierno de Vicente Fox, y en 2006 se sumó a López Obrador. Desde entonces van juntos. En la batalla legal de la elección, en el movimiento de defensa del petróleo y en el frente legislativo del â??gobierno legÃtimoâ?.
Ese Muñoz Ledo que levanta la mano y se despide el viernes del ex presidente es el mismo que reclamó a Cárdenas el â??error históricoâ? de haberse reunido con Salinas dÃas después de la elección de 88, que pidió para él la sanción del PRD, lo llamó traidor y lo reprimió por su â??soberbia caciquilâ?: fueron sus palabras en 1999, cuando se conoció aquella reunión secreta que el presidente reveló a Jorge Castañeda en el libro La herencia. No fue la única vez. De nuevo se encontraron en 1994, previo a la elección. Otra vez confesión de Salinas, revelada en entrevista en 2000 y luego en su libro de memorias
No es lo mismo. Las reuniones de Salinas con Cárdenas fueron secretas y Cuauhtémoc no ha querido revelar a qué acuerdos se llegaron. Muñoz Ledo, frente a mucha gente invitada, saludó a Salinas y nada conversaron. La fotografía publicada no es la evidencia de lo que se dice, ni siquiera de “paz”. Mal la intención de quien escribe: construye irrealidades.