La castración química es un término[1] utilizado para describir los medicamentos destinados a reducir la libido y a reducir la actividad sexual, por lo general, para impedir que los violadores, pederastas y otros delincuentes sexuales reincidan. Las tasas de reincidencia son muy altas entre los delincuentes sexuales una vez en libertad, por ello se ha buscado un método humano de tratarlos, distinto a una vida entera en prisión o la castración quirúrgica.
La castración química no es una castración quirúgica (cuando se eliminan los testículos mediante una incisión en el escroto)[2] ni es una forma de esterilización. A diferencia de la castración real, no se ocasiona un cambio físico permanente en el cuerpo por la administración de Depo Provera al “castrar químicamente” a un delincuente sexual.
La Depo Provera es un progestágeno aprobado por la FDA para el control de la natalidad, que sofoca la conducta sexual de los delincuentes sexuales por medio de la reducción de los niveles de testosterona en los hombres al disminuir los niveles de andrógenos en el torrente sanguíneo. Esto, en teoría, reduce las fantasias sexuales compulsivas de algunos tipos de delincuentes sexuales. Los efectos secundarios de la droga han sido raros y “se cree que son totalmente reversibles con la interrupción del tratamiento”.[1] Además, los antidepresivos ISRS, tales como la Paroxetina, Prozac y Sertralina, pueden ser utilizados, ya que son bien conocidos por causar disfunción sexual en los usuarios.[3]
Al menos seis estados en los Estados Unidos (California, Florida, Georgia, Texas, Louisiana y Montana) han experimentado con la legislación sobre castración química, de acuerdo con Jeffrey Kirchmeier.[4]
California fue el primer estado que usó la castración químico como una pena para los delincuentes sexuales. En los casos en que la víctima es menor de 13 años de edad, los jueces en California pueden exigir a los delincuentes primarios a someterse a la castración química. Después de un segundo delito, el tratamiento es obligatorio.[5] [6]
En Iowa y Florida, los infractores pueden ser condenados a la castración química en todos los casos que involucren graves delitos sexuales. Al igual que en California, el tratamiento es obligatorio después de un segundo delito. El gobernador de Louisiana, Bobby Jindal, firmó el proyecto 144 del Senado del 25 de junio de 2008, que permite a los jueces de Louisiana condenar a los violadores con la castración química