El candidato presidencial independiente Carlos H. Reyes se retiró el lunes de las elecciones de noviembre porque no desea legitimar el derrocamiento de Manuel Zelaya, mientras sigue en vilo el acuerdo para resolver la crisis política hondureña.
La negociadora del gobierno de facto Vilma Morales, por su parte, hizo un llamado vehemente al Congreso para que “tome una decisión importante para la salud de Honduras”, respecto a la posible reinstalación de Zelaya a la presidencia, el gran punto de discordia.
Reyes, un veterano líder sindical y miembro del Bloque de Resistencia contra el Golpe de Estado, se presentó ante el Tribunal Supremo Electoral para formalizar el retiro de su nómina para las elecciones presidenciales del 29 de noviembre.
“No vamos a legitimar el golpe de estado, ni el fraude que prepara el señor (presidente de facto Roberto) Micheletti”, señaló Reyes, de 68 años y quien figuraba como el principal abanderado de izquierda en el torneo electoral. A esa decisión se sumó el Bloque de Resistencia, que determinó no participar y desconocer los resultados de la contienda.
De acuerdo con una reciente encuesta de CID/Gallup, Reyes figuraba en tercer lugar con el 6% de las intenciones de voto, bien rezagado de los candidatos de los dos partidos tradicionales, Porfirio Lobo, del Nacional (37%), y Elvin Santos, del Liberal en el gobierno (21%). En los comicios corren otros tres candidatos de partidos minoritarios.
Zelaya aplaudió la decisión de Reyes y del Bloque de Resistencia, diciendo que “las elecciones de todos los países del mundo son procesos que apoyamos los demócratas y no los golpistas”, aludiendo al gobierno de facto de Micheletti.
Reyes optó por no acudir a las elecciones después que Zelaya dijo que decretaba como fracasado el acuerdo firmado entre las partes el 30 de octubre y rechazara el gobierno de reconciliación nacional armado el 5 de noviembre por Micheletti. El mandatario depuesto se negó a proponer candidatos.
Para Zelaya, los comicios no serán reconocidos en el mundo si no se revierte el golpe de estado.
Morales, en una carta que envió este lunes al secretario de la OEA, José Miguel Insulza, le planteó que el acuerdo no faculta a ninguna de las partes a interrumpir unilateralmente su cumplimiento, y que el pacto engloba tres puntos cruciales: respaldo a las elecciones, traspaso del poder el 27 de enero y normalización de las relaciones de Honduras con la comunidad internacional.
En ese sentido pidió a la OEA que mantenga su compromiso de enviar observadores a los comicios.
Micheletti ha argumentado que actuó ceñido al acuerdo que estipulaba la integración de un gobierno con la participación de representantes de los partidos políticos y la sociedad civil para esa fecha, y que su postura es que mientras el Congreso no decida si restituye o no a Zelaya a la presidencia, él seguirá llevando los hilos del país.
Pero Zelaya insiste en su interpretación que el acuerdo se incumplió al no convocarse a los legisladores expeditamente para que finiquitara su regreso y encabezar el gabinete de unidad.
Morales urgió al legislativo a pronunciarse, pero este órgano aún espera recibir respuestas de las consultas que elevó a varias instituciones judiciales y de derechos humanos sobre la situación del mandatario derrocado, para luego convocar a sesiones extraordinarias.
El presidente del legislativo José Alfredo Saavedra dijo el lunes que desconoce si esa decisión se tomará antes o después de las elecciones, pero aseguró que “no vamos a evadir la responsabilidad que Dios sabe por qué ha recaído en el Congreso”.
Zelaya fue derrocado el 28 de junio, y desde el 21 de septiembre permanece alojado en la embajada de Brasil.