La economía mexicana, que ha sufrido la peor recesión desde 1994, tocó fondo en verano y, pese a que retrocederá un 8% en el conjunto de 2009, recuperará un 2.7% el año próximo y un 3.9% en 2011, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
A diferencia con nuestro país, Brasil muestra una de las economías más sólidas de Latinoamérica. La OCDE dio a conocer que, a diferencia de una ligera recesión del -0.8 por ciento en el PIB, los brasileños sólo sufrirán un estancamiento y no una recesión en 2009, y presentarán una fuerte recuperación del 4.8% en 2010 y 4.5% en 2011.
En su informe semestral de Perspectivas, la OCDE mantiene sin cambios la cifra que había dado en junio sobre la evolución del Producto Interior Bruto (PIB) de México para este año y corrige mínimamente (una décima menos) la del crecimiento para 2010.
También mantiene la explicación de que el país se ha visto afectado por el hundimiento del precio del petróleo, el bajón de las exportaciones (sobre todo a Estados Unidos) y los efectos económicos de la gripe A, que condujo a una contracción interanual del PIB del 9.7% en el segundo trimestre de 2009.
Detrás de eso está el descalabro del 9.7% de la demanda interior pero, sobre todo, el hundimiento del comercio exterior, que este año va a ser del 19.2% para las exportaciones y del 23.1% para las importaciones.
Para el futuro inmediato, la recuperación va a llegar gradualmente en 2010 de la mano de una reactivación de las exportaciones a Estados Unidos y de la elevación del barril de crudo, pese a lo cual la tasa de paro va a crecer y pasar de una media del 5.7% este ejercicio a un pico del 6.5% a mediados del año próximo, antes de reducirse a un 5.9% en 2011.
Por lo que se refiere a la inflación, debería moderarse desde los niveles elevados de este año (7.3% de media) y bajar al 4.4% en 2010, en torno al límite superior del objetivo del banco central mexicano, que por eso mismo no dispone de gran margen para seguir con la política de reducción de tipos de interés llevado a cabo desde febrero.
En concreto, los tipos de interés pasaron del 8.25% al 4.5% por el activismo de la entidad emisora
El conocido como el “Club de los países desarrollados” estima “necesarias” las medidas de consolidación propuestas por el gobierno mexicano para contener los recortes de ingresos y prevenir reacciones adversas de los mercados financieros.
Sobre todo, teniendo en cuenta el esfuerzo fiscal del plan contra la crisis que ha representado en torno al 1.6% del PIB, y que dos de las tres grandes agencias de calificación han señalado perspectivas negativas sobre México.
La OCDE recuerda que incluidas esas medidas de ajuste fiscal (que implican subidas de impuestos y recortes de gastos), el presupuesto diseñado para 2010 permite anticipar un déficit del 0.5% del PIB, y que el Ejecutivo espera reducir los números rojos al 0.3% del PIB en 2011.
La balanza por cuenta corriente mexicana, que había sido negativa en los últimos años, debería terminar 2009 en torno al equilibrio y presentar un superávit del 1% del PIB en 2010 y del 1.4% en 2011
El fenómeno brasileño
La OCDE corrigió sus perspectivas sobre la economía brasileña y, a diferencia de la recesión del -0.8% para este año que anticipaba en junio, ahora cree que al final todo quedará en un estancamiento, antes de una fuerte recuperación del 4,8% en 2010 y del 4,5% en 2011.
La razón de esta corrección al alza en su informe de perspectivas publicado hoy es que la OCDE ha constatado un incremento “robusto” del Producto Interior Bruto (PIB) en el segundo trimestre (+1,9%), tras la caída de los dos precedentes.
Detrás de esa inflexión está la resistencia del consumo privado y la recuperación de la producción industrial, factores que se van a ver reforzados en los últimos tres meses de 2009 y en 2010 alimentados por una inversión lista para reactivarse y por unas capacidades de producción que se acercan a los niveles previos a la crisis.
En este contexto, el desempleo ha seguido disminuyendo, aunque a un ritmo menor, debido a menores incorporaciones en la población activa y a la creación de empleos en los servicios, que han compensado con creces las pérdidas que se habían producido en el sector industrial.
Los autores del informe consideran “benignas” las perspectivas sobre la inflación, que debería permanecer un poco por debajo del objetivo del 4,5% que se había fijado el banco central de Brasil para este año y el próximo.
En concreto, auguran un alza interanual de precios del 4,2% este año, del 4,4% en 2010 y del 4,5% en 2011.
La recuperación económica debe permitir a partir de mediados del año próximo invertir la política monetaria (entre septiembre de 2008 y julio de 2009 los tipos de interés bajaron en 500 puntos básicos) para controlar esas presiones inflacionistas.
En su capítulo dedicado a las grandes economías emergentes, la OCDE considera que para Brasil sería juicioso planificar la retirada desde comienzos del año próximo de los estímulos puestos en marcha para luchar contra la crisis, si se confirma la recuperación como se espera.
También subraya que aunque pesan incertidumbres sobre la economía global, si hubiera una reactivación de la demanda mundial mejor de lo anticipado, eso impulsaría las exportaciones brasileñas.
Además, un restablecimiento del crédito y de la actividad económica en el interior del gigante sudamericano serviría para alimentar la inversión y haría más necesaria una retirada temprana de los dispositivos de estímulo