Unos 47.000 filipinos que huyeron de sus casas ante una posible erupción del volcán Mayón compartieron raciones de fideos, pescado frito y fruta para celebrar la Navidad en los centros de evacuación donde se alojan.
Los niños evacuados abrieron regalos y disfrutaron con espectáculos de payasos, mientras el gobierno buscaba evitar que la gente volviera a sus casas.
El volcán de 2.460 metros (8.070 pies) de altura, conocido por su forma cónica perfecta, ha entrado en erupción unas 40 veces en más de 400 años y a veces ha obligado a los pobladores a alejarse de la zona durante meses. Pero esto nunca sucedió durante la Navidad, una fiesta muy importante para los filipinos.
“Tengo sensaciones mezcladas de tristeza y felicidad”, dijo el viernes Estela Netuno, una vendedora de verduras de 38 años, quien pasó la fiesta religiosa en un centro de evacuación junto a sus hermanos y su hijo de 9 años.
“Deberíamos estar en casa, celebrando con la familia, pero estamos aquí”, agregó.
Los dulces y juguetes que recibió de regalo, la cena de Nochebuena de fideos y frutas provista por el gobierno y los vegetales y el pescado frito que compartió con otros evacuados hicieron que la tradicional cena de medianoche fuera un momento feliz, contó Netuno.
Sin embargo, dijo que extrañó cocinar pasteles de arroz en casa.
La noche del jueves hubo misas en los albergues para evacuados y éstos recibieron regalos y se entretuvieron al escuchar cantar a soldados con sombreros de Santa Claus (Papá Noel). Pero el ambiente estaba un tanto silencioso y muchos prefirieron irse a dormir antes de medianoche.
“Tenemos que darles una cena de medianoche en Nochebuena para que al menos puedan sentir la celebración de Navidad mientras están en el centro de evacuación”, dijo el alcalde de Legazpi, Noel Rosal.