Nuevas erupciones leves del volcán Arenal, varios temblores en el volcán Irazú y la actividad constante en los volcanes Poás y Turrilba provocaron una situación inusual que no se presentaba desde 1996. El Arenal, activo desde hace años al igual que los otros volcanes, comenzó a presentar el miércoles algunas coladas de lava y el lanzamiento de materiales incandescentes que alcanzan la vegetación cercana, aunque sin representar un peligro para la población cercana o los cientos de turistas que llegan a la zona, según el vulcanólogo Eliécer Duarte.
El Turrialba sigue con sus emisiones de gases luego que “despertara” en enero con una erupción leve de cenizas que provocó la movilización preventiva de los habitantes situados en los kilómetros cercanos. Duarte, experto del Observatorio Vulcanológico y Sismológico (OVSICORI), entidad que mantiene un monitoreo sobre todos los volcanes del país, resaltó que “no se trata de una situación común ya que estas estructuras suelen alternarse”.
Añadió que la actividad tectónica puede producir que se activen debido a que el país es pequeño y los volcanes están cerca unos de los otros. En el caso del Irazú, el enjambre sísmico inició la noche del lunes aunque ninguno de los temblores superó los 3,6 grados ni generaron daños. “No esperamos una erupción, pero no es descartable”, comentó Duarte, quien sin embargo consideró que no es necesario generar preocupación sobre un fenómeno entre límites normales para Costa Rica.
El Irazú está a 30 kilómetros al noreste de la capital y el Turrialba a unos 70 kilómetros, en la misma dirección, mientras el Poás se ubica 45 kilómetros al noroeste. El Arenal, cuya última erupción grande fue en 1968, está en la zona norte costarricense y es uno de sus principales atractivos turísticos.