Militar realista y después emperador de México. Nacido en Valladolid (Morelia), sus padres fueron José Joaquín de Iturbide, español, y Josefa de Arámburu, de una familia michoacana. Estudió en el seminario de la misma ciudad donde nació y a los quince años se dedicó a las labores del campo.
Poco después ingresó a la milicia como alférez del regimiento provincial de Valladolid; en 1805 se casó con Ana María Huarte. Al ocurrir la prisión del virrey Iturrigaray se encontraba en México y ofreció luego sus servicios al gobierno que surgió del motín de Yermo. En 1809 tuvo algún nexo con la conspiración que encabezaba Michelena en Valladolid, para proclamar la Independencia.
Rehusó el grado de general que le ofreció Hidalgo, según versiones del mismo Iturbide. Tomó parte en diversas batallas, desde la del Monte de las Cruces, al lado de las fuerzas realistas. Se distinguió por su valor y por la tenacidad con que persiguió a los partidarios de la insurgencia.
Combatió contra Morelos y para 1820 había alcanzado el grado de coronel del ejército realista. Se encontraba en México, casi inactivo, cuando se restableció ese año la Constitución española, de corte liberal y se inició la conspiración de la Profesa, cuya finalidad era impedir el restablecimiento de dicha Constitución en México, para continuar con el régimen absolutista.
Iturbide entró a formar parte en ella y se logró que se le comisionase por el virrey Apodaca para combatir a Guerrero, quien mantenía la lucha insurgente en el sur del país. Iturbide, nombrado comandante del Ejército del Sur, ya con el grado de brigadier, inició su tarea para ganarse a Vicente Guerrero, después de que no logró vencerlo militarmente.
Iturbide instaló su cuartel en Teloloapan; pero las fuerzas de Guerrero le causaron algunos reveses, por lo que prefirió atraérselo. En enero de 1821 le escribió una carta, invitándolo a indultarse; hubo una negativa de Guerrero y una nueva carta de Iturbide, donde ya proponía la Independencia.
Después de entrevistarse en Acatempan, ambos jefes se pusieron de acuerdo y el Plan de Iguala fue proclamado por Iturbide. La última fase de la campaña de la Independencia termina con la entrada a México de Iturbide al frente del Ejército Trigarante el 27 de septiembre de 1821.
Consumada la Independencia, Agustín de Iturbide tomó a su cargo la dirección de los asuntos públicos, nombrando una Junta Gubernativa compuesta de 38 miembros y que excluyó a los veteranos de la insurgencia. Después fue nombrado presidente de la Regencia.
El 18 de mayo de 1822 el sargento Pío Marcha y el pueblo proclamaron emperador a Iturbide. Esa proclamación fue ratificada por el Congreso el día 19 de mayo. La coronación del emperador, que tomó el nombre de Agustín 1, y de su esposa, se realizó el 21 de mayo del mismo año. El Imperio pronto comenzó a ser combatido por los elementos republicanos y algunos liberales. Durante su reinado creó la Orden de Guadalupe.
Las dificultades comenzaron pronto con el Congreso. Iturbide lo disolvió; aprehendió y persiguió a muchos de sus miembros, pero no logró establecer la paz. Al realizarse su jura, el 24 de enero de 1823, ya había estallado la rebelión, que inició Antonio López de Santa Anna, con el Plan de Casa Mata; en él se pedía la reinstalación del Congreso, el reconocimiento de la soberanía de la nación y prohibía se atentase contra la persona del emperador.
Los rebeldes comenzaron a ganar terreno y determinaron la abdicación de Iturbide, que se efectuó ante el Congreso, reinstalado, el 19 de marzo de 1823. Salió con su familia de Tacubaya, donde tenía su residencia. El 29 de marzo marchó a Veracruz y luego a Europa.
Llegó a Liorna, Italia, en agosto de 1823 y fue a vivir a la Villa Fournier. Después pasó a Florencia y a Inglaterra. El Congreso, que le había asignado primero una pensión, lo declaró traidor y lo puso fuera de la ley el 28 de abril de 1824, decisión que ignoraba el ex emperador.
El 4 de mayo salió de Londres para México, instado por algunos de sus partidarios. Desembarcó en Soto la Marina, Tamaulipas, el 14 de julio. Allí se le aprehendió; el Congreso local lo sentenció a muerte, y fue ejecutado en el pueblo de Padilla, del mismo Estado el 19 de julio de 1824.
Su nombre permaneció proscrito y sus restos olvidados hasta 1833, en que siendo presidente Santa Anna, investido de facultades extraordinarias, mandó que los restos de Iturbide fueran conducidos a México y conservados en la urna destinada a los primeros héroes de la Independencia. El decreto quedó sin cumplir, hasta que en agosto de 1838, bajo el gobierno de Anastasio Bustamante, obtuvo del Congreso un nuevo decreto, confirmatorio del anterior.
Los restos de Iturbide fueron trasladados a México y sepultados con pompa en un sepulcro que se erigió en la capilla de la catedral dedicada a San Felipe de Jesús. Las letras de oro con el nombre de Iturbide, que figuraban en uno de los muros del salón de sesiones de la Cámara de Diputados, fueron desprendidas por iniciativa aprobada el 5 de octubre de 1921, por una mayoría de 77 diputados, y cinco en contra