El narcotráfico y la violencia ahuyentaron la legión de jubilados estadunidenses que desde hace diez años encontraban, en pueblos mexicanos, un sitio perfecto para gastar su pensión y pasar una vejez tranquila.
Como Baja California y Chihuahua eran los estados predilectos, y ahora la percepción de los ciudadanos de Estados Unidos sobre la frontera es de peligro, han decidido abandonarla.
De uno año para otro, huyeron de Baja California más de la mitad de sus residentes extranjeros. De los 22 mil 137 habitantes registrados en 2009 por el Instituto Nacional de Migración (INM) solamente quedaron diez mil 62.
También durante enero de 2010 cayó un tercio el número de entradas a México de estadunidenses como residentes temporales, si se compara con el registro del primer mes del año pasado. La cifra pasó de 26 mil 862 visitas a 18 mil 623.
Todavía hace tres años, México era un gran atractivo para los jubilados estadunidenses, primero por la plusvalía que adquiría su pensión al transformarla de dólares a pesos, y después por la cercanía con su casa y el clima cálido de varias regiones del país. Por mucho, éste ha sido el principal destino en América Latina para el turismo de pensionados, según un estudio del Instituto de Política Migratoria de EU; Brasil ocupa el segundo lugar y Colombia, el tercero.
Aunque no existe un número exacto de cuántos jubilados extranjeros residen en México, porque muchos entran como turistas al país, el INM tiene un registro de 108 mil 52 residentes. Expertos migratorios ajenos al instituto han manejado cifras de hasta un millón de retirados.
Inmobiliarias y bienes raíces vivieron una luna de miel con este mercado durante 2004 y 2007. En Mazatlán, la Secretaría de Turismo de Sinaloa calculó ganancias de 600 millones de dólares anuales. Mientras, Adolfo Durán, director de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI), estimó que las ganancias en la rivera de Chapala, Jalisco, superaron mil millones de dólares por año