La primera jornada de la última fase de venta de localidades, que se inició hoy, ha provocado enormes colas en los puntos de venta de todo el país, algunas de las cuales comenzaron a formarse a última hora de la tarde de ayer.
Decidieron la FIFA y el Comité Organizador Local, después de escuchar las quejas de los sudafricanos, que la venta por Internet era un mal negocio en un país donde poca gente tiene acceso a la Red y donde casi nadie entiende ni confía en la posibilidad de comprar a través de un ordenador algo que no recibe inmediatamente en mano.
La quinta y última fase, por lo tanto, supone un cambio radical para los sudafricanos, que se acercan a la taquilla, eligen las entradas, pagan y se las llevan, tal y como se ha hecho toda la vida.
Las cifras facilitadas por la FIFA son esclarecedoras: en la primera hora de venta al público salieron de las once oficinas habilitadas por la FIFA mil 610 entradas para 310 clientes, mientras otros 470 aficionados adquirieron 2 mil 166 boletos en alguna de las 600 sucursales del banco FNB.
“Esta es la última fase de venta y es en mano”, dijo al diario The Star un aficionado ilusionado que acampó esta noche frente a una de las dos oficinas de venta que hay en Johannesburgo.
“Decidimos venir temprano y acampar aquí para evitar una decepción”, señaló.
La FIFA dijo la semana pasada que pondría a la venta 500 mil localidades para los 64 partidos del Mundial, incluidas algunas para la final del día 11 de julio que se disputará en el Soccer City, y reconoció que posiblemente se había equivocado al pretender obligar a los sudafricanos a comprar a través de Internet, un método que no encaja en su cultura.
Hasta el final de la fase cuatro se habían vendido 2.2 millones de entradas de los tres millones disponibles, y las 300 mil que faltan están en manos de patrocinadores y socios, a los que la FIFA ha pedido que las devuelvan si no van a hacer uso de ellos para evitar que quede ni un sólo asiento vacío