Mi propósito era después de Carlota y Fabio, comprar una planta, mi plan mental de aumento de responsabilidades iba en aumento y según yo alimentar, limpiar las peceras, cuidar a mis dos peces y regar mi planta, me iban a dar fortaleza tal para tomar las riendas de mi vida y por fin decir: â??Me encargo de mÃ, no dependo de nadie más y de mi dependen Carlota, Fabio y una planta.â?
A principios de la semana pasada comencé a ver qué planta comprar, estuve a punto de caer en la tentación de comprar unas patas de elefante que vendÃa un señor en la calle, pero no me que quise precipitar, quise tomar la mejor decisión en cuanto a la planta y para eso comencé a buscar en internet que planta me gustaba más y se ajustaba a los niveles de cuidado que le podÃa ofrecer.
TenÃa ya la fotografÃa mental de donde iba a poner la planta en mi cuarto, como se iba a ver y sobre todo si a Carlota y Fabio les iba a gustar tener de compañerita a una planta en mi ausencia. Fui al cajero para ir a un vivero medio fancy que está en la calle de Mazatlán en la condesa, cuando repentina e inesperadamente, recibà una llamada donde me daban luz verde para integrarme a un proyecto de cincuenta dÃas fuera de la ciudad de México.
Por cuestiones de trabajo como decir â??No puedo irme tantos dÃas porque tengo a mi cargo dos peces y en unas horas una plantaâ? mis planes de salir a comprar la planta cambiaron bruscamente, me senté en la cama de mi cuarto viendo de frente las peceras de Carlota y Fabio, preguntándome ¿Cómo demonio le voy a hacer para llevarme conmigo a estos dos seres de menos de diez centÃmetros que dependen de mi?, por más vueltas que le di, ningún forma era viable, Carlota y Fabio no me podÃan acompañar a mi viaje de trabajo, pero ¿Qué iba a hacer con ellos?.
Me pasaron por la cabeza miles de posibles escenarios de cómo traerlos conmigo, pero desgraciadamente ninguno de ellos era favorable, la solución fue recurrir a mi primo: â??el cara de águilaâ? quien tiene una pecera increÃble y tiene al igual que yo dos peces a su cargo. Le pedà de favor que me cuidara a Carlota y Fabio, aceptó de inmediato y sé que no pueden estar en mejores manos. Cuando los fui a llevar a casa de mi primo, coloque las peceras a un lado de la de él, por lo menos me tranquiliza que Carlota y Fabio no se sentirán solos y sobre todo la curiosidad del nuevo entorno los va a tener ocupados.
Lo que me tiene intranquila es que cuando decidà aumentar mis responsabilidades a â??Carlota, Fabio y una plantaâ? la vida con su azar tan espontaneo, me desprendió de todas ellas, responsabilizando a alguien más por el cuidado y la alimentación de Carlota y Fabio. Tengo una pregunta que no me deja de rondar por la cabeza, ¿Por qué la vida me da estas vueltas? ¿Por qué este giro argumental en la trama de mi vida? ¿Por qué cuando me iba a hacer responsable, me quedo temporalmente sin Carlota, Fabio y mi planta?