El arzobispo italiano Velasio De Paolis, de 74 años, hasta ahora presidente de la Prefectura para los Asuntos Económicos de la Santa Sede, ha sido nombrado por el papa Benedicto XVI comisario pontificio para la congregación de los Legionarios de Cristo, informó hoy el Vaticano.
De Paolis se hará cargo de la congregación fundada por el fallecido sacerdote mexicano Marcial Maciel, castigado por el Papa por pederasta y llevar una triple vida, y que actualmente dirigía el sacerdote mexicano Álvaro Corcuera.
De Paolis deberá redefinir el carisma de los Legionarios y revisar el sistema de autoridad dentro de la Congregación.
El nuevo Delegado Pontificio, nombre oficial del cargo, es arzobispo de Telepte, pertenece a la Congregación de los Misioneros de San Carlos, conocidos como “Scalabrianinos” en honor de su fundador -el beato Juan Bautista Scalabrini- y está considerado un expertos en finanzas y hombre de confianza de Tarcisio Bertone, el cardenal secretario de Estado Vaticano.
Aunque en un principio fuentes vaticanas señalaron que no se descartaba que el Papa nombrase también dos vicedelegados, uno para Suramérica y otro para Norteamérica, para ayudar a De Paolis, de momento sólo ha sido anunciada esta designación.
El nombramiento constó en un escueto comunicado, de dos líneas y media.
El anuncio ha sido hecho dos meses después de que el Papa se reuniera en el Vaticano con los cinco obispos que inspeccionaron la Legión de Cristo, el duro comunicado que hizo público el Vaticano el primero de Mayo sobre la triple vida de Maciel y la posterior reunión de Benedicto XVI con Álvaro Corcuera.
En esa nota, el Vaticano confirmó con total claridad los “gravísimos y objetivamente inmorales” comportamientos de Maciel, así como la vida que llevó “sin escrúpulos y sin verdadero sentimiento religioso”.
Maciel falleció en 2008, a los 88 años de edad. Benedicto XVI le castigó por abusos sexuales durante décadas contra seminaristas y vida disoluta (tuvo varios hijos con varias mujeres y otros comportamientos indignos de un sacerdote) y le exigió que renunciara “a todo ministerio público” de su actividad sacerdotal y llevara una vida retirada de rezos y penitencias