Entrada en la plática con una amiga (Un saludo a Verito Jasso!), salió el tema de la situación que vivimos en Monterrey, en Nuevo León y en general en casi todo nuestro lindo paÃs. Después la noticia de una â??familiaâ? robando una joyerÃa. Me quedé pensando, no es por presumir pero lo hago de vez en cuando.
Hemos estado viviendo una situación nunca antes vista de inseguridad y paranoia colectiva en estos últimos meses, podemos decir que en este último año, pero dÃganme ¿quién tiene la culpa de todo esto? ¿El gobierno? ¡Claro que no! ¿Qué culpa puede tener el alcalde, el gobernador o el presidente de nuestro paÃs por lo que hace ésta gente sin escrúpulos? Tampoco la tiene la pobreza, ni la educación que nos dan en la escuela, yo conozco gente muy pobre sin estudios pero muy educada y honrada; por otro lado también conozco gente que ha tenido educación en las mejores escuelas del paÃs o del extranjero que como â??gente decenteâ? dejan mucho que desear.
¿Entonces, quien tiene la culpa? Pues sÃ, ¡nosotros!
Nosotros mismos fuimos los que permitimos que esto pasara. ¿Estás es shock? ¡Yo también!
Pues bien, somos nosotros los mexicanos los que nos hemos llevado ésta situación al punto donde está. Mi abuelo decÃa: Tanta culpa tiene el que mata la vaca como el que le amarra la pata. Sabias las palabras del abuelo ¿no?
¿Te has copiado en un examen? ¿Has hecho trampa? ¿Te fuiste sin pagar algo en la tienda? ¿Te dieron dinero de más de cambio por lo que pagaste y no dijiste nada? ¿Te pasaste un semáforo en rojo? ¿Te estacionaste en un lugar prohibido? ¿Ofreciste â??mordidaâ? al tránsito que te detuvo? ¿Has abusado de la confianza de alguien? Estas son pequeñas cosas, pero esas pequeñas cosas se van haciendo grandes, es como una bola de nieve; si ya lo hice una vez me da el valor de volverlo hacer ¡que al cabo nadie dice y ni me hacen nada! â??La ocasión hace al ladrónâ? y también al corrupto, al abusivo, al mentiroso, al avaricioso, al patán, al agresivo, etc.
Entonces, es lo que aprendemos en nuestras casas, los valores que aprendemos de la familia con la que vivimos, el ejemplo que les damos a nuestros niños. Un caso drástico: ¿Has leÃdo alguna vez sobre aquella familia que se dedicaba al secuestro? El papá y un hijo eran los que secuestraban, los demás hermanos eran los que cuidaban a los secuestrados, la hermana cobraba los rescates y la mamá hacia las labores de ama de casa y rezaba para que no los atrapara la policÃa (¡JAA!) ¡Qué bonita familia! DirÃa Pompin. ¡Uy! Si mi mamá supiera que me robe un lápiz del trabajo me hace devolverlo y confesar mi delito, esperando que mi jefe dicte mi sentencia (Tania, te rebajaremos un dÃa de sueldo ¡eso es para que aprendas que no se debe hacer!).
La bola de nieve se nos hizo grande. Si, se NOS hizo. Ser honrado es muy difÃcil, pero nada en ésta vida es fácil.
Aprendamos nuestra lección, cuidemos nuestros valores, el ejemplo que les damos a nuestros niños, la manera de expresarnos y lo que decimos delante de ellos. Demos un buen ejemplo a todos, en todos lados, nos lo merecemos.
Por lo pronto, sigamos luchando, exigiendo, actuando en contra de estos individuos que alteraron nuestras vidas, además de pedir al Ser Supremo en el que cada uno basa su fe, que regrese la tranquilidad que tenÃamos, sea donde sea que vivamos.
Tania Garza. Lic. En Administración, ferrocarrilera, malvadina, biónica y algunas veces diva.