De altísimo tacón y con la suela bañada en un rojo pasión, sus zapatos son fáciles de identificar, sobre todo porque Madonna, Penélope Cruz y Carolina de Mónaco figuran entre sus más fieles seguidoras. “La mujer lleva la ropa, pero los zapatos llevan a la mujer”, afirma el diseñador francés Christian Louboutin.
Cuentan que los “louboutin” crean adicción y suben la autoestima. El éxito de estos zapatos, explica Louboutin en una entrevista con, es que otorga a la mujer “una pose elegante y sensual”.
Sus diseños gustan tanto porque Louboutin primero piensa en la mujer y luego en el diseño. Está convencido de que la mujer cuando elige un zapato y se lo prueba, antes de mirar el modelo dentro de su pie “se observa a sí misma y examina sus piernas”.
Su romance con los zapatos comenzó siendo un niño. Una mañana descubrió en el Museo de Arte Africano de París un cartel que prohibía el uso de los zapatos de tacón de aguja para salvaguardar su tarima. “Ante esa delicada silueta quedé fascinado, nunca había visto un tacón tan elegante”, recuerda.
A partir de ese momento, se obsesionó con el diseño de los tacones y “pasaba días enteros dibujando bocetos”. Con dieciséis años solía frecuentar salas de música y teatro. Deslumbrado por ese mundo tan “sensual y exótico”, se dedicó a crear zapatos para vender a los bailarines.
En 1992 abrió su propia tienda en París, muy cerca del Museo del Louvre. Cuatro meses después la princesa Carolina de Mónaco calzaba sus diseños. A partir de ese momento, se convirtió en el zapatero más deseado. Hoy en día, cuenta con una selecta clientela que atesora sus diseños como si de joyas se tratasen.
La escritora de novela romántica Danielle Steel guarda en su vestidor más de seis mil pares de zapatos. “Ella es tan generosa que es capaz de comprar cincuenta modelos míos en una sola mañana”, dice el creador, que nació en el barrio obrero de París 12th Arrondisement.
Carolina de Mónaco, Penélope Cruz, Angelina Jolie, Madonna, Jennifer López, Gwyneth Paltrow o Victoria Beckham son solo algunas de sus fieles seguidoras.
Jamás se le pasó por la cabeza que las princesas, actrices, cantantes y modelos más deseadas del mundo caerían rendidas ante sus zapatos, pero el diseñador se “siente feliz” y le emociona que todas ellas puedan “vibrar” con sus creaciones.
Su talento y capacidad de trabajo le permite esbozar más de trescientos pares de zapatos por temporada. Presentes en muchísimos diseños, las tachuelas y las hebillas forman parte de su sello de identidad. El zapatero “adora” la estética y los complementos de los “shows girls”, espectáculos en los que se inspira.
También le sirve de inspiración los curiosos paseos por las calles de cualquier ciudad del mundo, las obras de arte y los muebles de diseño.”Mi musa es variable, cambia todos los días”, desvela.
Eligió el rojo para las suelas de sus zapatos porque es un color que sobresale entre los demás. “Basta mirar a una mujer con los labios maquillados en ese tono, llama la atención”, subraya.
Es consciente de que sus tacones no son compatibles con una larga jornada de trabajo. Su intención no ha sido hacer zapatos para ir a la oficina, sino para que la mujer “disfrute de sus tiempo libre y de su vida social”, confiesa.
Christian Louboutin, que acaba de inaugurar una tienda en Madrid, comenzó a diseñar zapatos para Christian Dior, trabajo que le brindó la oportunidad de colaborar con otras firmas de prestigio como Chanel o Yves Saint Laurent.
Un día, le dijeron que era una auténtica crueldad y verdadera tortura que obligara a la mujer a calzarse sobre unos dramáticos tacones, pero el diseñador opina que “las mujeres no son tan estúpidas como para seguir al dictado lo que a alguien se le ocurre”.
Transgresores, provocativos y maravillosos son algunos de los adjetivos que reciben sus diseños, calificativos con lo que el diseñador está “muy acuerdo”, aunque explica que “es más importante lo que la gente diga de mí que lo que yo pueda opinar”