Un tribunal militar israelí degradó y condenó a dos militares a tres meses de prisión condicional por usar a un niño palestino como escudo humano durante la Operación Plomo Fundido, lanzada por Israel sobre la Franja de Gaza a finales de 2008.
Ambos militares, que en octubre pasado fueron declarados culpables de ‘comportamiento inadecuado’ y de poner en riesgo vidas humanas, obligaron al niño palestino de nueve años a inspeccionar unas bolsas en las que sospechaban que había explosivos, según el diario Haaretz.
El hecho se produjo en el barrio de Tel Al-Hawa, en el sur de la ciudad de Gaza, en enero de 2009, poco antes de que finalizara la ofensiva israelí en Gaza que se saldó con al menos mil 400 palestinos muertos y miles de heridos.
Los dos militares, pertenecientes a la Brigada de Infantería Guivati, comparecieron este domingo ante un tribunal de la Comandancia Sur del Ejército israelí, que les degradó de suboficiales al rango de sargento y los sentenció a tres meses de libertad condicional.
El fallo implica que ambos militares quedarán libres pero afrontarán un periodo mínimo en prisión de tres meses si cometen otro delito.
En la sentencia, el tribunal señala que ‘los deberes operacionales no garantizan la inmunidad’, aunque los jueces destacan que no se puede ‘ignorar las difíciles condiciones en las que operan los combatientes enviados por Israel.
La corte militar reconoció que el incidente tuvo lugar en enero de 2009, en un momento en que las fuerzas israelíes estaban en posición ‘difícil y peligrosa’, y habían pasado varias noches sin dormir.
En Gaza, la madre del niño -Majed Rabah- consideró la sentencia de bastante indulgente y pidió que fueran encarcelados ‘uno o dos años’ por lo menos.
‘Si se hubiese expuesto a un niño israelí a lo mismo, el mundo entero se habría vuelto contra nosotros. Pero si es un niño palestino, no pasa nada’, dijo.
Por su parte, el grupo defensor de los derechos de la infancia Children International calificó la sentencia como insuficiente y lamentó que el juicio sólo haya sido un intento de los israelíes para desviar las críticas internacionales.