Una serie de eventos vienen dándose desde hace unos días, desatado con el artero y cobarde asesinato de una madre que buscaba justicia para la memoria de su hija, Marisela Escobedo.
Bien, pues no solo ya vimos que la autoridad (ya sea usted portador de la idea de que los jueces le dejaron libre al homicida confeso o que el ministerio publico no integro bien la averiguación previa) es una nulidad en el desempeñar su trabajo amén de que jamás pudieron siquiera imaginar su desenlace.
Permítame un recuerdo, en la década de los noventas, 1991 para ser exactos, la muerte de un activista en Sonora provoco lo que en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari fue el inicio de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Hay gente que espera que la muerte de Marisela Escobedo provoque algo más en la sociedad puesto que el enojo social es demasiado.
Pero más allá de todo, ahora la ola expansiva está afectando mas y mas, sucede que informan algunos medios de comunicación que el negocio de la ex pareja sentimental de Marisela Escobedo, ha sido reducido a cenizas.
Aunque la fiscalía de Chihuahua diga que es un caso de extorsión y no está ligado a la muerte directa de Marisela Escobedo, la opinión popular y la firma de la casa (un levantón) indican todo lo contrario.
¿Acallar a cualquier precio a la familia que lo único que desea es justicia para una joven de 17 años que fue violada y echa cachitos para ser lanzada a la parte trasera de un criadero de cerdos?
Se necesita tener muy poco criterio para que se pueda imaginar, que cualquiera de nosotros, usted apreciable lector o un servidor, no desearía siquiera un poco de sed de justicia frente a quien quita la vida de un hijo.
Oh dígame humildemente, ¿usted que haría?
Texto escrito por El Enigma
Analista consultor en riesgos financieros y económicos, editor en jefe de supuntocom.com y Sumayresta.net