A las 05:50 horas de ayer, Petróleos Mexicanos (Pemex) vio cómo bajaba la presión en el ducto que inicia en Nuevo Teapa, Veracruz, y termina en Venta de Carpio, Estado de México.
Una fuga fue la conclusión técnica de la paraestatal. Una toma clandestina, posiblemente. Más tarde, la tragedia. El petróleo se filtró hacia el río Atoyac, encontró un cuerpo encendido y el fuego aceptó la invitación cuando estaba a punto de salir el sol, el cauce tenía llamas de más de 15 metros de altura que eran visibles a kilómetros de distancia.
Una estela de humo cubrió el cielo. En San Pedro Cholula y Huejotzingo, localizados a 15 y 30 metros de distancia del lugar de los hechos, los vecinos pensaron que había hecho erupción el volcán Popocatépetl.
En cuestión de minutos, casas de bloc, ladrillo y madera, árboles, puentes, luminarias, semáforos, matorrales, automóviles, juegos infantiles, aparatos electrodomésticos y electrónicos; puentes de acero, flores y otras cosas fueron arrasadas por el fuego.
En el interior de los inmuebles, 12 menores de edad y 16 adultos quedaron calcinados. Otras 52 personas lograron huir, pero el fuego les marcó la piel, como si quisiera destacar a los sobrevivientes, aunque todavía hay cinco que luchan contra la muerte, con quemaduras de tercer grado.
A media mañana, bomberos de Puebla, Texmelucan y Tlaxcala sumaron esfuerzos para pelear contra el fuego que consumió 32 viviendas y causó afectaciones en otras 83. Antes de las 12 horas, la conflagración estaba controlada.