La celebración del año nuevo es remota en la historia de la humanidad.
Cuatro mil años atrás, los Babilonios festejaban durante once dÃas al inicio de la primavera. Actualmente hay múltiples tradiciones y cábalas para terminar el año: comer 12 uvas, barrer para sacar la mala suerte, dar un par de vueltas en la calle cargando una maleta para asegurarnos el viaje anual, comer lentejas para tener dinero, utilizar ropa interior roja o amarilla según los intereses.
Terminar el año y tener frente a nosotros uno nuevo, aun sin estrenar, provoca en muchas personas la necesidad de hacer el recuento de lo vivido. â??Año nuevo, vida nuevaâ? asà lo dicta el refrán popular, ojala que fuera tan fácil dejar atrás todo aquello que no nos gusta, lo que nos incomoda, lo que no nos permite avanzar. Definitivamente no se puede, aun iniciando el año, seguimos â??cargandoâ? todo aquello que nos hace ser quien somos.
Hace tiempo una querida prima en una plática familiar me preguntaba que parte de mi vida borrarÃa, o de plano hasta que parte de mi vida le darÃa rewind. Debo reconocer que me hizo pensar, y por un momento, bastante tentador, pensé en tener un pequeño control remoto para borrar, editar, o como lo quieran llamar, todo aquello que me ha causado dolor a través de la vida, pero sinceramente me pregunto ¿Seria quien soy si pudiera desaparecer partes del pasado?, la respuesta es no. Lo que me conforma, lo que me define, lo que me determina es lo vivido; bueno, malo, triste, alegre, doloroso, sea como sea me ha forjado.
El año nuevo, esa página en blanco que nos da la oportunidad de empezar, y no en las situaciones de la vida, sino en la manera de verla, esta frente a nosotros.
El mundo cada vez más difÃcil, cada vez más adverso, cada vez más agresivo, cada vez más carente de valores, nos pide, nos exige ser conscientes de la otredad, concepto de la semiótica que se entiende como la necesidad de articular los mensajes tomando en cuenta las realidades, necesidades y percepciones del grupo al que vamos a dirigir nuestro mensaje.
Para poner en práctica el concepto de otredad en la vida diaria, es imprescindible que asumamos el papel del otro, ser empáticos, comprender y asumir los roles de los demás, y definitivamente ser generosos, adjetivo que tiene poca cabida en nuestra realidad, ya que vivimos e un mundo lleno de individualidad y egoÃsmo.
El año nuevo no significa dejar atrás todo y empezar de nuevo, mas bien es retomar lo que tenemos y modificarlo, si tenemos limones hacer limonada. Nunca tendremos lo que queremos, tenemos lo que nos hace falta para crecer y convertirnos en seres humanos, en todo el sentido de la palabra.
Feliz año nuevo.
Beatriz González RubÃn