Arabia Saudita abandonó esfuerzos para mediar en la crisis política en el Líbano, removiendo un importante aliado estadunidense de las conversaciones después que Hezbolá provocó el colapso del gobierno en Beirut la semana pasada.
En una entrevista trasmitida el miércoles con la cadena Al-Arabiya TV, el canciller Saud al-Faisal dijo que el rey saudí decidió retirarse del Líbano.
Cuando se le preguntó sobre la situación en el Líbano, al-Faisal respondió: “Es peligrosa, sobre todo si llega al separatismo o la división del Líbano. Esto significaría el fin del Líbano como modelo de coexistencia pacífica entre religiones y etnicidades y facciones distintas”.
El Líbano atraviesa por una crisis política a raíz de la investigación de la corte de Naciones Unidas sobre el asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri. El grupo chiíta, que niega haber tenido participación alguna en el asesinato de Hariri en el 2005, obligó la semana pasada al colapso de gobierno libanés, respaldado por Occidente, por una disputa sobre el tribunal.
El grupo auspiciado por Irán y por Siria dijo que el tribunal es una conspiración de Israel y Estados Unidos.
Muchos temen que la crisis política pueda llevar a protestas callejeras y violencia que ha sido el flagelo de esta pequeña nación árabe de 4 millones de habitantes, por años, inclusive una devastadora guerra civil desde 1975 a 1990, y batallas sectarias entre sunitas y chiítas en el 2008.
El tribunal de La Haya presentó el martes un encausamiento sellado en el caso, pero su contenido no se hará público por semanas mientras el juez belga Daniel Fransen decide si hay suficiente evidencia para un juicio