De acuerdo con peritos criminalistas que encontraron casquillos percutidos de balas calibres .9 milímetros y .38 Súper, los siete ejecutados en Uruapan Michoacán, eran personas que se podría decir quizá tenían nexos con el crimen organizado ya que trabajaban como halcones en las esquinas, cuando se desenvolvían como limpia parabrisas.
La Procuraduría de Justicia de Michoacán trabaja para identificar a las víctimas, cuyos cuerpos permanecen en la oficina forense, mientras que un grupo de policías investigadores fue asignado al caso para determinar la autoría del múltiple crimen, aunque tiene toda la firma del narcotráfico que azota en la zona.
De hecho, los asesinos clavaron dos cartulinas en las que afirmaron que las víctimas se dedicaban al robo en viviendas y por lo cual habían sido ejecutados.
En Michoacán opera la banda del narcotráfico de “Los Caballeros Templarios“, organización que nació en 2010 como escisión de “La Familia Michoacana“.