Lo pregunto ya que la sola idea de que las huestes del dirigente nacional de Morena, fundador y cuasi tlatoani para algunos, Andrés Manuel López Obrador sean ahora las que cerquen el Congreso fue rechazada por Raúl Cervantes, presidente del Senado y, sí, créalo, por Luis Miguel Barbosa, líder de los senadores del PRD.
Parece que Andrés Manuel López Obrador comienza a dejar de ser popular entre la gente que en algún momento hasta simpatía sentía por su lucha o al menos por su liderazgo, ya que estos senadores fueron los primeros que criticaron el llamado, porque no es bloqueando el trabajo de las instituciones como se convence de una posición.
De hecho Raúl Cervantes apuntó que la CNTE lo intentó para evitar la reforma educativa, pero no lo consiguió, por lo que la demanda de Andrés Manuel López Obrador no tiene futuro.
¿Lo quiere así o más claro?
Y es que ahora se pinta de pacífico el propio jefe de Morena, ya que eso de convocar a la desobediencia civil pacífica, además de cercar además los congresos estatales, realizar apagones de luz y suspensiones de pagos lo hace anarquista… si, Andrés Manuel López Obrador igual de anarquista que los encapuchados que rompían y vandalizaban los comercios y calles de la Ciudad de México el pasado 2 de octubre.
El chiste se cuenta solo, Andrés Manuel López Obrador es más destructivo que la temporada de huracanes.