El punto G se llama así en honor al Dr. Ernst Gräfenberg quien en 1950 describió un área vaginal particularmente sensible de 1 o 2 cm de ancho. Su descripción puso a la medicina occidental patas arriba, y se lanzaron a la búsqueda de este pequeño punto que aparentemente revolucionaría la vida sexual de las mujeres.
Muchas mujeres juran que lo tienen pero un nuevo reporte, resultado de 60 años de investigación, demuestra que la ciencia no ha sido capaz de localizar el punto G
“Sin duda alguna, esta pequeña parte de la anatomía femenina llamada punto G, no existe”. Así lo expresó el Dr. Amichai Kilchevsky, autor del estudio publicado el 12 de enero en el Journal of Sexual Medicine.