El Vaticano se quitó un problema de encima cuando puso fin a una controversial investigación de la principal agrupación de hermanas estadounidenses que había comenzado durante el papado de Benedicto XVI, mejor conocido el tema como el de las religiosas.
Este mes, la Santa Sede y la Conferencia de Religiosas anunciaron una tregua después que el Vaticano puso fin abruptamente a su investigación de dos años y las religiosas accedieron a garantizar que sus programas y publicaciones se basarán en la doctrina oficial de la iglesia. El grupo había sido investigado por promover supuestamente “temas feministas radicales”.
Las religiosas estaban ofendidas por la interferencia y habían recibido muestras de apoyo de los católicos. Aun el cardenal Sean O’Malley, prominente asesor papal, admitió que la investigación había sido un “desastre” para las relaciones públicas.
El Papa Francisco ha reafirmado la evaluación del Vaticano a la Leadership Conference of Women Religious (LCWR) en Estados Unidos, en la que se encontró que esta tenía “serios problemas doctrinales” y necesitaba ser reformada.
El Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Mons. Gerhard Müller, se reunió en Roma con la presidenta de la conferencia de religiosas estadounidenses, Hermana Florence Deacon, el 15 de abril. También asistió el Arzobispo de Seattle, Mons. Peter Sartain, quien fue designado para llevar a cabo la reforma del grupo.