Lo dicho, la verdad no peca pero incomoda, ya sea porque nos exhibe o porque nos muestra que la realidad no es como nuestro inconsciente lo imagina, la Universidad de Innsbruck acaba de quitarle a otro padre de los jóvenes normalistas de Ayotzinapa la verdad que le habían dicho, le acaba de poner enfrente la cruda realidad de que su hijo fue levantado, ejecutado y cremado en un basurero en el municipio de Cocula en Guerrero.
Pero claro, ya saltan voces para decir que es mentira, por ejemplo, para Ezequiel Mora, padre de Alexander Mora, el primer estudiante normalista de Ayotzinapa cuyos restos fueron identificados por la Universidad de Innsbruck, Austria, puso en duda los resultados del análisis de ADN que arrojaron “indicios” del segundo identificado: el estudiante Jhosivani Guerrero de la Cruz, así como del proceder de las autoridades.
Como el ADN se equivoca tanto, no pues menos mal las autoridades en antropología forense de la Universidad de Innsbruck son los encargados de los estudios, tanto peritos argentinos como los de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos habrían dicho misa pero no pueden enfrentarse a la verdad científica de la máxima autoridad forense del mundo.
Claro, todos quieren negar la realidad, pero la Universidad de Innsbruck tiene las bases pruebas y puntos para decir que la PGR hasta donde dijo que los jóvenes fueron cremados, es verdad, nadie sabe aun si fueron cremados en el basurero de Cocula, en otra parte y si ya estaban muertos o quizá los quemaron vivos, pero lo cierto es que la Universidad de Innsbruck tiene su segundo reconocimiento de algo, que ya sabiamos.