Lo dijimos aquí mismo hace unos días, el que Rusia entrará a combatir el Estado Islámico en Siria, Irak, Irán y países circunvecinos pero que no entraron en dichos operativos, iba a poner a Estados Unidos de puntitas y sobretodo, herido en el amor propio puesto que se sentía hegemónico en la región.
Hace unas horas se informa que la aviación rusa efectuó ayer sus primeros ataques en Siria, a pedido del presidente Bashar al-Assad, contra objetivos del grupo yihadista Estado Islámico, indicó Moscú.
El Estado Islámico sabe perfectamente que meterse con potencias como Estados Unidos o Rusia es meterse con gigantes que tienen toda la fuerza y supremacía aérea como terrestre para aplastarlos, así que sus ataques se centrarán en objetivos locales y rápidos, para huir al desierto y territorios que controla.
La Casa Blanca dijo que es “demasiado pronto” para decir cuáles fueron los blancos de los ataques aéreos rusos en Siria, y qué resultó efectivamente bombardeado, pero el Estado Islámico sabe que salió mal parado y que ya puede ir esperando más ataques así en la región, donde habían ya logrado poder pasar inadvertidos por los satélites espías norteamericanos, pero jamás de los rusos; no porque los rusos sean mejores sino porque no les conocen.
Poco antes del bombardeo a las fuerzas del Estado Islámico en Siria una fuente del Pentágono había dicho que los ataques rusos en Siria estuvieron dirigidos contra fuerzas de la oposición y no contra el grupo terrorista.
Algo que deja pensando a varios es que Estado Islámico no es el objetivo sino las fuerzas civiles que combaten al presidente Bashar al-Assad, pero ojo, Rusia ha dicho que está coordinando esfuerzos contra el Estado Islámico en tres naciones, en dos compartirá información de inteligencia en Siria ha comenzado los bombardeos así que aunque puede causar sospechas la actuación de Rusia hay que tener en cuenta de que hay más naciones involucradas y es mucho más complicado mentir a la opinión pública mundial (además, tienen al pentágono respirándoles en la nuca).