En medio siglo de historia, el Súper Tazón ha visto el paso de mariscales de campo que habrían de convertirse en leyendas del emparrillado y ahora, en su aniversario de oro, marcará el que seguramente será el fin de la carrera de otro grande: el quarterback de Broncos de Denver, Peyton Manning.
Desde gigantes históricos como Bart Starr, ganador del primer Super Bowl con Empacadores de Green Bay, hasta jóvenes como Russell Wilson, campeón con Halcones Marinos de Seattle hace dos años, el trofeo Vince Lombardi ha sido levantado por algunos de los pasadores de más renombre en la NFL.
Aunque el mayor de los Manning ya tiene uno en su haber, luego que se adjudicó la edición XLI con Potros de Indianápolis, este año buscará unir su nombre al de otras estrellas que han sido multicampeones del “juego grande” de la NFL, en lo que, él mismo ha dejado entrever, será el final de su carrera.
Entre estos últimos están Terry Bradshaw, campeón en las ediciones IX, X, XIII y XIV; Roger Staubach (VI y XII), Joe Montana (XVI, XIX, XXIII y XXIV), Troy Aikman (XXVII, XXVIII y XXX), Tom Brady (XXXVI, XXXVIII, XXXIX, y XLIX), e incluso el actual gerente general de Broncos, John Elway (XXXII y XXXIII), a quienes Manning buscará emular.
El juego entre Broncos de Denver y Panteras de Carolina, a disputarse el domingo próximo en el Levi’s Stadium de Santa Clara, California, marcará el 50 aniversario del Súper Tazón, tiempo en el que el que una vez fue llamado “Juego AFL vs. NFL por el Campeonato Mundial” se ha convertido en un fenómeno televisivo.
La versión 49 del “Súper Domingo” fue el evento más visto en la historia de la televisión en Estados Unidos y con 114.4 millones de espectadores fue el sexto a nivel mundial.
Con 50 años en su haber, el “Juego Grande” de la NFL, ha visto el surgimiento y la caída de grandes “dinastías” del emparrillado, empezando con los Empacadores de Green Bay, de Starr, y el head coach Vince Lombardi.
Con sus triunfos en las primeras dos ediciones del juego de campeonato, la legendaria dupla marcó el fin de la competencia entre las viejas ligas Americana y Nacional de futbol americano, que a partir de 1970 completaron la fusión que daría nacimiento a la NFL y, finalmente, a la adopción del nombre de Súper Tazón.
En principio, todo hacía suponer que la vieja Liga Nacional ejercería un dominio absoluto sobre el naciente campeonato, la década de los 70 no sólo demostró la paridad de fuerzas entre ambas ligas, sino que vio el nacimiento de la primera gran dinastía de la NFL, surgida de las filas del “joven circuito”.
Triunfos de Jets de Nueva York en el Súper Tazón III, de Jefes de Kansas City en el IV, de Potros de Baltimore en el V y de Delfines de Miami en el VII y VIII, no sólo demostraron el poderío de la ahora llamada Conferencia Americana, sino que precedieron el surgimiento de Acereros de Pittsburgh como la fuerza dominante de la NFL.
El cuadro del head coach Chuck Noll, con figuras de la talla de Bradshaw, el corredor Franco Harris y el receptor Lynn Swann y con la legendaria “Cortina de Acero” como baluarte defensivo, dominó sin duda alguna la segunda mitad de la década de los 70, con cuatro campeonatos entre 1975 y 1980.
Con victorias sobre Vikingos de Minnesota en la edición IX, Vaqueros de Dallas en la X y la XIII y Carneros de Los Ángeles en la XIV, Acereros dejó atrás casi cuatro décadas de mediocridad para erigirse en una auténtica cuna de leyendas.
En esta década, sólo Dallas, campeón de las ediciones VI y XII, de la mano del no menos legendario quarterback Roger Staubach, y Miami, ganador de los supertazones VII y VIII con Don Shula como head coach, podrían hacerle sombra a la leyenda de Pittsburgh.
No obstante, el dominio de la AFC en el “Súper Domingo” llegaría a su fin junto con la década de los 70 y a partir de los 80, la Conferencia Nacional impondría un férreo dominio, al ganar 16 de 20 encuentros en las dos décadas siguientes, incluidas 13 victorias al hilo entre 1985 y 1997.
El “viejo circuito” le debe gran parte de esta jefatura a la segunda gran dinastía de la NFL, la de 49’s de San Francisco, que vio su surgimiento en 1982, cuando los californianos alzaron el Trofeo Vince Lombardi, llamado así en honor al legendario entrenador, al imponerse a Bengalíes de Cincinnati.
Aquel complicado triunfo de 26-21 sobre los “felinos” en el Súper Tazón XVI, fue apenas el inicio de un camino que llevaría a los “gambusinos” a establecer un nuevo récord de la NFL, al ganar en cinco ocasiones el “Juego Grande”.
El equipo de Joe Montana, el receptor Jerry Rice y el ala cerrada Brent Jones, bajo el mando del entrenador en jefe Bill Walsh, hizo historia al imponerse en las ediciones XVI, XIX, XXIII y XXIV.
En tanto, Steve Young recogió el testigo dejado por Montana para conseguirles el quinto triunfo, en la edición XXIX.
En este mismo periodo se alzó otra de las grandes dinastías de la Liga, la de los Vaqueros de Dallas de los 90, que empató la marca de cinco victorias en el “Súper Domingo” impuesta por San Francisco, al coronarse en las versiones XXVII, XXVIII y XXX.
Este equipo texano se hizo grande sobre los hombros del entrenador en jefe Jimmy Johnson, quien tuvo bajo su ala a jugadores del calibre del mariscal de campo Troy Aikman, el corredor Emmitt Smith y el receptor Michael Irvin.
Todavía la NFC vería un triunfo más en esta seguidilla, cuando Empacadores de Green Bay volvió al duelo por el título, en la edición número XXXI, del brazo del mariscal de campo Brett Favre, quien les consiguió el tercer trofeo para sus vitrinas.
Por fin, el dominio del “viejo circuito” se rompió en 1998, cuando Broncos de Denver, luego de cuatro intentos infructuosos en el “Juego Grande”, por fin pudo alzar el Vince Lombardi, en las ediciones XXXII y XXXIII.
Esto marcó el ocaso de la carrera de otro de los grandes del emparrillado, el quarterback John Elway, quien ahora, en su papel de gerente general de los “equinos” busca darle a Peyton Manning la satisfacción de retirarse también como campeón.
Siguieron años de dominio alterno, en el que el máximo título de la NFL se paseaba de una conferencia a otra de una temporada a la siguiente, con triunfos de Carneros de San Luis en el Súper Tazón XXXIV y Cuervos de Baltimore en el XXXV.
No obstante, cuando todos pensaban que la agencia libre había acabado con la era de las dinastías en la NFL, la edición XXXVI, disputada en 2002, vio el surgimiento de una más, con el triunfo de Patriotas de Nueva Inglaterra, un muy dramático 20-17 sobre Carneros.
Con un Tom Brady que en ese entonces tenía apenas dos años de egresado de la Universidad de Michigan, pero con la gran experiencia del entrenador en jefe Bill Belichick, Patriotas dio el primer paso en un camino que habría de volverse histórico.
Los “Pats” de Belichick y Brady se convirtieron en la fuerza dominante en los primeros 15 años del siglo XXI, con cinco apariciones y cuatro triunfos en el Súper Tazón.
Luego de vencer a Carneros, Nueva Inglaterra despacharía a Panteras de Carolina en la edición XXXVIII y a las Águilas de Filadelfia en la XXXIX y aunque perdió ante Gigantes de Nueva York en la XLVI, volvió a la cima de la NFL con su triunfo el año pasado, en la XLIX, sobre Halcones Marinos de Seattle.
Del mismo modo, la primera década y media del nuevo siglo vio el resurgir de una de las viejas glorias del emparrillado: Acereros de Pittsburgh, que consiguió en el pasador Ben Roethlisberger el motor que necesitaba para volver a los primeros planos de la NFL.
Con el “Big Ben” en los controles, el cuadro “metalero” ha aparecido dos veces más en el Súper Tazón, en las ediciones XL, que le ganó a Seattle, y XLV, que perdió con Green Bay.
Del mismo modo, el siglo XXI vio el surgimiento de una nueva fuerza a considerar en la Liga: Halcones Marinos, que ya tiene tres apariciones en el “Juego Grande” con saldo de una victoria, en la XLVIII ante Broncos, y dos derrotas, en las ediciones XL ante Acereros y la XLIX ante Patriotas.
Ahora, aunque parece demasiado tarde para que el mayor de los Manning forme su propia dinastía, todo parece indicar que Panteras, con el joven pasador Cam Newton en los controles, tiene lo necesario para forjar un largo reinado en el deporte de las tackleadas en Estados Unidos.