La Amazonía, protagonista del filme colombiano ‘El abrazo de la serpiente’. Indígenas convertidos en actores ocasionales, la selva virgen y las culturas desconocidas de la Amazonía son los grandes protagonistas del film ‘El abrazo de la serpiente’, con el que Colombia busca su primer Oscar.
La tercera película de Ciro Guerra se basa en los diarios del etnólogo alemán Theodor Koch-Grünberg y el biólogo estadounidense Richard Evans Schultes, quienes se adentraron en la cuenca del Amazonas durante la primera mitad del siglo XX.
Tan desconocida era -y sigue siendo- la Amazonía de Colombia, que Koch-Grünberg creía estar navegando por Brasil. Pero Guerra eligió contar su historia no desde el punto de vista del explorador, como la cinematografía aventurera de Werner Herzog en ‘Fitzcarraldo’, sino desde el universo de los indígenas, dándoles voz y hablando sus lenguas.
Confió el crucial rol del chamán Karamakate, último sobreviviente de su pueblo, a dos nativos: Nilbio Torres, de la etnia cubeo, para interpretarlo de joven, y Antonio Bolívar, “el abuelo Antonio”, él mismo uno los últimos representantes de la etnia uitoto, para la etapa adulta.
Nilbio, de 30 años, tiene cuatro hijos y vive en la comunidad de Santa Marta, cerca de la selvática Mitú (sureste). De ojos rasgados, piel morena y pelo muy negro, debe su físico escultural al cultivo de yuca y plátano en su ‘chagra’, a la que llega remando en canoa todos los días.
Pensaba hacer de ayudante en la película para ganar algo de dinero, pero le propusieron ser protagonista. Eso implicaba tomar el primer avión de su vida para ir a Bogotá a tomar clases de actuación.
De los Oscar no había oído hablar nunca, tampoco conocía las salas de cine. Pero su memoria para los textos y su fuerza interpretativa ante la cámara le valieron su primera experiencia cinematográfica. “Entrar en el personaje era difícil. Tenía que mostrarlo como si fuera real”, explica en un español que habla con dificultades.