Cada vez más gente quiere clases para hispanos. La Legislatura de Colorado sopesa una iniciativa que busca fortalecer una ley de hace 10 años que requiere la integración de planes de estudios que cubran la historia de las minorías para poder graduarse de una escuela secundaria. La propuesta busca crear una comisión de diversidad étnica que ayude a los distritos con sus planes de estudios. El caso de Colorado contrasta con lo que ocurre en otros estados, como Arizona y Texas, donde los esfuerzos por promover estudios hispanos y étnicos se han topado con oposición.
El caso de Colorado lo ejemplifica una maestra de inglés que recientemente pidió a sus estudiantes que debatieran y escribieran sobre un tiroteo en Ferguson, Missouri, donde un adolescente negro murió a manos de la policía. La maestra pudo establecer paralelismos con eventos más cercanos a la vida de sus estudiantes. Cara Luchies, quien trabaja en una escuela secundaria que es 50% hispana, usó un archivo de la historia latina de la región para recuperar información sobre dos jóvenes mexicano-estadounidenses que murieron a manos de la policía en Longmont en 1980.
“Los chicos tienen logros y mejor rendimiento escolar cuando pueden realmente leer y hablar de personas que se parecen a ellos”, explicó Luchies.
La maestra es una de muchos educadores y activistas en todo Estados Unidos que trabajan para asegurarse de que los jóvenes de cualquier origen aprendan, a través de los estudios étnicos, sobre el duro trabajo que ha significado construir esta nación. Sin embargo, los estudios hispanos y de otras etnias a veces se han topado con oposición.
En Arizona, por ejemplo, los legisladores aprobaron en 2010 una prohibición de los estudios étnicos, lo que obligó a una junta escolar de Tucson a desaparecer un programa sobre México y Estados Unidos. En Texas, una iniciativa para promover los estudios mexicano-estadounidenses en las secundarias de todo el estado se vino abajo debido a la preocupación de que pudiera introducir políticas izquierdistas en las aulas.
En cambio, en Colorado desde hace una década existe como requisito de graduación la impartición de una clase sobre el gobierno. Por ley, esa clase debe cubrir “la historia y la cultura de las minorías, incluyendo pero sin limitarse a, los indios americanos, los hispanos estadounidenses y los africano-estadounidenses”.
Por si fuera poco, la Legislatura estatal sopesa actualmente una iniciativa que reforzaría esa ley mediante la creación de una comisión de diversidad étnica que ayude a los distritos escolares a desarrollar el tipo de planes de estudio por los cuales han luchado profesores como Luchies.
“Queremos impulsar esa propuesta de ley”, dijo el representante estatal José Salazar, un demócrata que presentó la iniciativa en la sesión legislativa actual. El mes pasado, el comité de Educación de la cámara baja refirió la propuesta a la Comisión de Asignaciones Presupuestarias.
Salazar, que es hispano, no espera mucha oposición a la propuesta.
“Espero que no empecemos a escuchar el lenguaje que oímos en Arizona”, dijo en una entrevista.
Investigadores de la Universidad de Stanford analizaron un programa piloto de estudios étnicos que se inició en 2012 en San Francisco. En el piloto, los estudiantes de noveno grado recibieron la oferta de clases que incluían proyectos centrados en sus propias comunidades, sus familias y ellos mismos. En un informe publicado en enero, los investigadores concluyeron que dichas clases les ayudaron a aumentar sus calificaciones y la asistencia de estudiantes con dificultades. En 2014, la junta escolar de San Francisco votó a favor de ofrecer el programa en sus 19 escuelas secundarias.
Deisy de Luna Cervantes, que tenía 11 años cuando su madre la llevó a Estados Unidos con una visa de turista desde el estado mexicano de Zacatecas, ayudó en 2014 a grabar entrevistas para el Boulder County Latino History Project (Proyecto del condado de Boulder sobre la Historia de los Latinos). De Luna Cervantes, quien ahora tiene 21 años y estudia para contadora, dijo que le inspiró escuchar relatos como los que ella grabó de inmigrantes que llegaron a Estados Unidos hace generaciones en circunstancias similares a la suya.
En declaraciones sobre su trabajo en el proyecto de Boulder, De Luna Cervantes dijo: “Sin duda me hizo más consciente de lo que soy. Soy mexicana. Puedo considerarme hispana, pero también puedo ser estadounidense”.