Miles de iraquíes huyen de Nínive. Miles de iraquíes amontonados en camiones huían este domingo de la provincia de Nínive, donde las fuerzas gubernamentales y sus aliados abrieron un nuevo frente contra los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI).
Las fuerzas kurdas acogieron a decenas de miles de familias que cruzaron la línea del frente en medio de una nube de polvo. Algunas transportaban muertos y heridos.
El jueves, las tropas iraquíes lanzaron una ofensiva de gran envergadura para intentar reconquistar la provincia de Nínive (norte). Su capital, Mosul, es el principal bastión del EI en Irak.
Las fuerzas regulares avanzan desde su base de Majmur (al este del rio Tigris) hacia la localidad de Qayara, a unos 60 km al sur de Mosul, y sobre la otra margen del rio.
“Hasta ahora hemos recibido a unas 3.000 personas y su número aumenta cada día”, declaró a la AFP Ali Jodeir Ahmed, miembro del consejo provincial de Nínive.
“Pero el Gobierno iraquí no ha puesto ningún servicio a su disposición”, lamenta. “Nos vemos obligados a instalarlos en un estadio de Majmur”.
El Gobierno iraquí considera esta ofensiva como la primera fase de una operación para arrebatar Mosul a los yihadistas. Se anuncia larga y difícil.
En el desierto al oeste de Majmur se ven vehículos en fila que se alejan a toda velocidad de los sectores controlados por el EI. Uno de ellos transportaba a cuatro mujeres y 10 niños.
Un hombre barbudo vestido con una larga túnica tradicional amarilla sostenía en sus brazos a una niña envuelta en una manta. “Está muerta, está muerta”, repetía llorando. El cuerpo de su hija estaba ensangrentado, y su espalda acribillada de metralla de obuses. “Han muerto familias enteras”, afirma el hombre.
La batalla se concentra por ahora en cuatro aldeas al oeste de Majmur. En el oeste, del otro lado del Tigris, se encuentra Qayara, una zona que alberga una antigua base aérea y una instalación petrolera.
Smain Nuweis consiguió huir de la aldea de Jarbardan con siete miembros de su familia en la parte trasera de un coche. “La situación es trágica, hemos visto mucho sufrimiento”, afirma este joven de 28 años. “Y ahora con el bombardeo es peor”.
“Dáesh (acrónimo en árabe del EI) no dejará a la gente huir, quiere que se queden”, comenta alarmado Smain. El responsable del consejo provincial ha pedido al Gobierno que abra campamentos para acoger a los desplazados, a los que sólo se les ha dado agua.
“Tenemos que abrir campamentos para suministrar asistencia de emergencia. La situación de estas personas es pésima, apenas tuvieron tiempo para llevarse consigo unos enseres personales”, insiste Ali Jodeir Ahmed. Según la ONU, desde 2014 más de 3,3 millones de personas se vieron obligadas a huir de sus hogares por el conflicto en Irak.