Sociedad asigna un estigma de enfermedad a la vejez. A partir de concepciones dominantes, la sociedad contemporánea exalta el cuerpo joven y bello, incluso se asocia a la salud, mientras que asigna un estigma de enfermedad a la vejez y al cuerpo anciano, consideró Pedro Sánchez Vera, catedrático de la Universidad de Murcia, España.
Al dictar la conferencia magistral: Construcción social de la vejez desde la sociología del cuerpo, impartida en la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), expresó que el tratamiento es similar cuando se habla del negro, la vieja, el loco o el cojo, quienes en su totalidad no poseen la funcionalidad ni la operatividad de un cuerpo joven.
En un comunicado, expresó que si bien hay una merma de funciones, la vejez no es una enfermedad porque se produce en forma muy distinta de individuo a individuo.
En España, comentó, la Encuesta Nacional de Salud de 2008 arrojó que 80 por ciento de los mayores tenía buena salud. Sucede que esa etapa de la vida “está muy medicalizada en todo el mundo y se sigue un modelo de medicina hospitalaria hegemónico”.
El investigador expuso concepciones del envejecimiento diferentes, pues “vemos que hay algunos grupos que imponen su propia perspectiva de lo normal en el mundo y son esencialistas”.
Invitado por el Grupo de Investigación Cuerpo y Afectividad en la Sociedad Contemporánea, del Departamento de Sociología de esa sede universitaria, Sánchez Vera calificó esto de segregación contra personas de la tercera edad. “Aquellos que no se adecúan a las normas sociales quedan discriminados”.
Esta situación se expresa mayormente en la mala calidad del sistema sanitario de hospitales y centros de salud para ancianos. “Están bastante descuidados, por lo menos en Europa, aunque va en aumento una mejora en la atención preventiva de las enfermedades”.
Sin embargo, la lista de espera de la medicina pública no puede ser la misma para alguien de 70 años de edad, debido a que el sentido del tiempo no puede ser el mismo que el de un hombre más joven.
Expuso que hay baja presencia de la geriatría y la gerontología en el sistema sanitario de España, donde la intervención de especialistas en esos campos es minúscula e incluso en el mundo académico apenas comienzan a surgir algunas cátedras, pero deben todavía adecuarse.
Por ejemplo, el tema de la soledad ha despertado gran debate por tratarse de un estado al que están sujetas muchas personas mayores de 60 años quienes han propiciado también un crecimiento del número de hogares unipersonales.
“El estudio de las emociones, el amor y el ejercicio de la sexualidad en los mayores son algunos de los tópicos poco analizados y sobre los cuales hace falta teorizar”, consideró.