Juan Luis Manzur asumió hoy como nuevo ministro argentino de Salud en medio de un alarmante aumento de los casos por la gripe A, los coletazos de la epidemia del dengue y luego de afrontar en su provincia denuncias por manipulación en los índices de mortalidad infantil.
Manzur reconoció que el país vive una “situación seria” por el avance de la gripe A, que ha causado “43 ó 44” muertos en el país, dijo durante el acto de su toma de posesión, en presencia de la presidenta argentina, Cristina Fernández.
El ministro anunció que el Ministerio de Salud contará con una “asignación presupuestaria” especial de 1.000 millones de pesos argentinos (262,4 millones de dólares) “para paliar y fortalecer la estructura sanitaria en todo el país”.
Manzur, hasta ahora vicegobernador de Tucumán (norte), sustituye a Graciela Ocaña, al frente de la cartera desde diciembre de 2007.
Su asunción se produce en momentos en que Argentina se alza como el país suramericano con mayor número de muertos por la gripe A, que obligó a declarar la emergencia sanitaria en 18 distritos, incluidas la capital y la provincia de Buenos Aires, donde se extenderá de dos a cuatro semanas el receso por vacaciones de invierno en todas las escuelas.
Además, el Gobierno bonaerense reforzará los hospitales con unos 2.000 médicos al registrarse un ausentismo del 40 por ciento en el personal sanitario a causa de la gripe A.
Las autoridades sanitarias recomiendan evitar aglomeraciones, pero no han acordado, por el momento, el cierre de cines, teatros, restaurantes, centros comerciales ni otros espacios de concurrencia masiva.
El avance del virus AH1N1 llegó incluso al ámbito eclesiástico ya que el Arzobispado de Santa Fe decidió suspender el saludo de la paz y la entrega de la hostia en las misas para evitar el contagio.
Manzur es un sanitarista de 40 años que en 2003 asumió como ministro de Salud de Tucumán y cuatro años después se convirtió en vicegobernador de la provincia alineada al Gobierno de Cristina Fernández.
Pero el ministro se enfrenta a otros retos, como el Mal de Chagas, la tuberculosis y el paludismo, y a un sistema sanitario desbordado.
“Argentina necesita una reforma sanitaria integral con una mayor inversión en salud”, manifestó a Efe el titular de Médicos del Mundo en Argentina, Gonzalo Basile.
El ministro también deberá lidiar con los coletazos del dengue en el país, que este año afrontó la mayor epidemia de la historia por la enfermedad, afectó a unas 50.000 personas, causó una decena de muertes y, según los expertos, puede volver a despertarse en los próximos meses, tras el final del invierno.
La expansión del dengue y la tardía respuesta del Gobierno para atender la situación debilitaron la gestión de Ocaña, ya golpeada por su enfrentamiento con el líder de la Confederación General del Trabajo (CGT), Hugo Moyano, por el manejo de fondos para las obras sociales, admitieron fuentes oficiales.
Allegados a la ex ministra reconocieron, incluso, que esperó hasta después de las elecciones del domingo, en las que el oficialismo sufrió una dura derrota, para hacer pública su renuncia, que era un secreto a voces desde hacía semanas.
Manzur tiene mejores vínculos con la poderosa CGT, pero tendrá otros retos, como esquivar las acusaciones que lo involucran en la manipulación de los indicadores de mortalidad infantil en Tucumán, que en 2002, en medio de una profunda crisis del país, registró miles de desnutridos.
Legisladores de la opositora Unión Cívica Radical (UCR) presentaron el año pasado un informe que denunciaba que los bebés que nacían vivos con menos de 500 gramos -muchos de ellos por desnutrición de la madre- morían, eran anotados como “defunciones fetales” o “egresos por abortos”, por lo que no figuraban en las estadísticas de mortalidad infantil.
“No se puede sostener a un ministro de salud que es licenciado en arte. El Gobierno de Tucumán mostró índices de mortalidad infantil que no coinciden con la realidad. Las autoridades dijeron que el indicador bajó del 25 por mil al 13,5 por mil en dos años, pero no es verdad”, sostuvo a Efe el senador electo José Cano, uno de los autores del informe.
Diputados opositores elevaron incluso un pedido de informes por la situación al Poder Ejecutivo, pero nunca hubo respuesta.
Manzur se limitó entonces a rechazar la denuncia y a destacar la reducción de los índices de mortalidad infantil en la provincia