El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, declaró este sábado que las acusaciones de genocidio contra los armenios durante la Primera Guerra Mundial son utilizadas como “chantaje” contra su país, y que Ankara nunca las aceptará.
En su reacción más dura desde el reconocimiento el jueves en el parlamento alemán de las matanzas de armenios durante el fin del Imperio Otomano como genocidio, Erdogan amenazó con dejar a Europa “con sus preocupaciones”, si estas controversias no se resuelven.
“El tema aquí no son los armenios (…) El caso armenio es utilizado en todo el mundo como un chantaje interesado contra Turquía”, explicó en un discurso televisado. “Me dirijo al mundo entero (…) Nuestra actitud siempre ha sido clara desde el principio. No aceptaremos nunca las acusaciones de genocidio”, reiteró.
Para el presidente turco, durante la Primera Guerra Mundial, los territorios todavía en manos del Imperio Otomano estaban sometidos a “un asedio de todas partes” y, “por supuesto, se adoptaron una serie de medidas para restaurar el orden en [la península de] Anatolia”.
La votación del parlamento alemán recrudece la tensión en las relaciones entre Turquía y la Unión Europea, bloque al que Ankara solicitó el ingreso en 1987.
“O buscamos soluciones a nuestros problemas de una manera justa, o Turquía dejará de ser una barrera para los problemas de Europa. Os dejaremos con vuestras propias preocupaciones”, agregó Erdogan, en aparente alusión a los acuerdos firmados con la Unión Europea para impedir la llegada de migrantes sirios.
Los armenios consideran que 1,5 millones de los suyos fueron asesinados de manera sistemática al final del Imperio otomano, en 1915. Turquía afirma por su parte que se trató de una guerra civil, a la que se añadió la hambruna, en la que murieron entre 300.000 y 500.000 armenios y otros tantos turcos cuando las fuerzas otomanas y Rusia se disputaban el control de Anatolia.