La chicharra para llamar al segundo bloque de estudiantes está por sonar, por lo que en los planteles de educación básica se realizó una limpieza extrema para recibir a los alumnos con cuestionario en mano, luego de casi dos semanas de inactividad en el DF (desde el 23 de abril) por la influenza A H1N1.
Antes de ingresar a las instalaciones los menores deberán pasar por un filtro, en el que personal educativo o los padres de familia les aplicaran un cuestionario para detectar si presentan algún síntoma de influenza y en caso de ser así remitirlos a los servicios médicos.
Aunque el semáforo de alerta pasó a color amarillo y las actividades se reanundan poco a poco, las autoridades de salud insistieron en la necesidad de seguir con las medidas de prevención, para evitar posibles contagios dentro y fuera de los colegios.
La mayor promoción de la higiene debe hacerse en casa, pues los padres deben indicar a sus hijos las medidas para salvaguardar su salud, y vigilar que no asistan al colegio si presentan algún síntoma de resfriado.
Para recibir a los niños y adolescentes, las dependencias comenzaron a limpiar y a desinfectar las instalaciones, en algunos casos con la ayuda de los papás, como dispusieron la Secretaría de Salud y la Secretaría de Educación Pública.
En coordinación con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación , se acordó la elaboración de un Plan Escolar de Acción Emergente para una Contingencia Epidemiológica, el cual incluye el procedimiento para canalizar al médico a los alumnos con síntomas de influenza.
También se les pide a las autoridades escolares limpiar con agua y jabón las superficies de trabajo, bancas, aparatos y materiales didácticos, así como desinfectar lavabos, manijas, pasamanos y equipos de cómputo, entre otros.
En cuanto al tapabocas, la Secretaría de Salud informó que al inicio de la epidemia de influenza se recomendó su uso para reducir el riesgo de contagio.
Actualmente, con un conocimiento más detallado del virus, se sabe que no portarlo correctamente podría resultar contraproducente, por lo que el mecanismo de protección más efectivo en las aulas es el filtro escolar, así como el lavado frecuente de manos y las medidas de higiene