Han pasado tres años desde aquel 17 de octubre de 2019, del llamado ‘Culiacanazo’, sin embargo, las autoridades no han presentado a ningún detenido por la narcoviolencia que paralizó durante horas a Culiacán, donde hubo gente horrorizada por balaceras, bloqueos, enfrentamientos, amenazas y al menos una decena de muertos. Todo se vivió como un breve episodio de guerra que marcó a la capital de Sinaloa dejando un trauma social.
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Desde entonces, las heridas siguen abiertas entre la ciudadanía que fue secuestrada por la potente ofensiva de sicarios, quienes lograron que el presidente Andrés Manuel López Obrador doblara las manos y ordenara suspender el operativo de arresto con fines de extradición a Estados Unidos del Ratón, uno de los hijos de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, que asumió parte del narcoimperio heredado.
Además del operativo fallido, hay historias que muchos desconocen, sin embargo, las pensiones raquíticas y un diploma fueron el premio de un soldado por arriesgar la vida en el famoso Culiacanazo.
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Historia desconocida de los militares heridos en el Culiacanazo
Iban a bordo de tres camionetas militares sobre el boulevard Enrique Sánchez Alonso de la capital sinaloense, avanzaban escoltados por un blindado Humvee. Cuando faltaban 10 minutos para las cuatro de la tarde comenzó un intenso tiroteo desde ambos lados de la avenida. De pronto los 23 soldados del 94 batallón de infantería que se dirigían sobre la avenida para tomar posición en el operativo para la captura de Ovidio Guzmán López, quedaron atrapados bajo fuego de fusiles Barret y rifles de asalto.
La tarde del jueves 17 de octubre de 2019, el soldado M (se omite su nombre por razones de seguridad) fue alcanzado por el impacto de un Barret en la pierna izquierda que le destrozó la tibia y el peroné. En las imágenes que circularon en redes y que días después se mostraron en la conferencia mañanera en Palacio Nacional, se aprecia cómo uno de sus compañeros y un policía lo auxilian para cubrirlo del ataque.
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El soldado M fue uno de los 18 militares que resultaron heridos la tarde del llamado “jueves negro”, que este lunes cumplió tres años de ocurrido. Auxiliado por integrantes del pelotón de sanidad del batallón, fue trasladado de emergencia a un hospital civil donde le controlaron la herida. Pasó varios días encamado, semanas después fue enviado a la ciudad de México y más adelante comenzó los trámites para su retiro.
La “lesión vascular y herida multifragmentaria en tibia y peroné izquierdo”, como quedó registrado en documentos militares fechados aquel día, lo dejaron imposibilitado para continuar en el servicio activo. Meses después fue el único de los cuatro elementos heridos del 94 batallón, que tuvo que pensionarse.
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El soldado M fue ascendido a cabo para efectos de retiro, quedó muy decepcionado con el trato que tuvo al final de su carrera militar, recibió una pensión de seis mil 700 pesos al mes y un diploma, dice un abogado militar que lo asesoró.
Joven aún al momento de retirarse, el soldado M viajó a su natal Chiapas donde vive pensionado después de haber sido el militar que protagonizó el momento clave del operativo fallido del Culiacanazo.
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Ese momento lo explicó días después en la conferencia mañanera el secretario de la Defensa Nacional. La posición que debería tomar el pelotón donde iba el soldado M, identificado como equipo A, era una de las cuatro del círculo externo fijado para brindar seguridad a quienes realizarían la captura de Ovidio Guzmán López. No lo lograron al quedar varados por el intenso tiroteo.
Otros de los que iban a tomar posición rumbo al estadio de los Dorados, eran 22 efectivos de la 24 Compañía de Infantería No Encuadrada (C.I.N.E.), el equipo B como los identificó el general secretario. Fueron los primeros en ser atacados y no lograron su objetivo de llegar al punto que se les asignó. Los documentos en poder de El Sol de Sinaloa registran que esta unidad tuvo un herido, un teniente cuya identidad se reserva.
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El 110 batallón con sede en Culiacán, desplegó 20 elementos que formaban el equipo D, su misión era tomar posición en el puente rumbo al salón 53, tampoco lo lograron. Tuvieron dos soldados heridos.
Tercer batallón reporta número de heridos
Quienes reportaron el mayor número de heridos fue el tercer batallón de Operaciones Especiales (BOE), el equipo C, compuesto por 34 efectivos que se desplazaban en cuatro vehículos rumbo a las inmediaciones del estadio, no llegaron al ser atacados. Habilitados como Guardia Nacional registraron ocho bajas, un soldado, cuatro cabos, dos sargentos y un subteniente. Uno de los sargentos sobrevivió a tres heridas de consideración y permaneció varias semanas bajo atención médica.
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El batallón 42 de infantería que llegó de Guamúchil para participar en la operación, reportó un sargento y un cabo heridos. El último de los heridos fue un cabo conductor adscrito a la comandancia de la novena zona, quien conducía uno de los siete vehículos que escoltaban al general Maximiliano Cruz Ramos, quien en aquel entonces estaba al frente del cuartel. El convoy fue objeto de tres ataques cuando iban rumbo a la caseta de Costa Rica, donde 150 hombres armados la tenía tomada y habían retenido a un oficial que iba al mando de 24 soldados que escoltaban pipas de combustible rumbo a Mazatlán.
El despliegue para la captura de Ovidio Guzmán López se hizo sobre el trazo de dos anillos alrededor de la casona en la colonia Gabriel Leyva, en la zona de Tres Ríos, donde fue localizado el hijo del Chapo Guzmán. El primero se le llamó círculo interno, compuesto por 38 soldados del Grupo de Análisis de Información del Narcotráfico (GAIN), que días antes llegó a Culiacán desde la Ciudad de México para preparar el operativo. Los encargados de la detención eran un comando de la división antidrogas de la Guardia Nacional, apoyados por soldados de la Policía Ministerial Militar, quienes irrumpieron en el domicilio. El círculo externo estaba fijado en los frustrados cuatro puntos donde se registró el mayor número de heridos.
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Choque de generales
El frustrado operativo del “jueves negro” originó una confrontación entre el general Luis Crescencio Sandoval González, secretario de la Defensa Nacional, y el general Audomaro Martínez Zapata, titular del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), según documentos hackeados por el colectivo Guacamaya. La confrontación se debió a los cambios tras el operativo en inteligencia militar en los que habría influido el general Audomaro, según nota publicada por el diario capitalino 24 Horas.
LM