Hacia unos días escribí a forma de desahogo una breve nota sobre que México, país en el cual tenemos como deporte nacional y de masas, el fútbol, no iría a las olimpiadas.
Esto, mas que una tragedia comparable con el rechazo a la reforma energética le pudo llegar al corazón a mas mexicanos que una mentada de madre, pero el mismo director técnico quien llego por sobradas criticas en todos los niveles y tonos que había encontrado a su antecesor, dijo que era normal, que los muchachos de la sele4ccion que no fueron a los juegos olímpicos si se levantarían de una derrota así serian campeones y demás, fue la gota que derramo el vaso.
Porque, y lo digo en el mejor de los planes, ¿porque tuvimos que hacerle caso a alguien que había mostrado cierto trabajo desempeñado pero no una constante en el?, soy un aficionado y como tal me siento defraudado por el pobre y casi nulo trabajo mostrado de parte de la selección nacional de fútbol cuando nuestro vecino del norte desde el mundial que organizo en los 90s ha venido de menos a mas cada año mostrándolo en las canchas y no solo en las palabras.
Esta bien, ayer sencillamente le dieron las gracias al director técnico.
Cosecho lo que vino sembrando desde su trabajo en Pumas (equipo universitario de la nacional autónoma de México, máxima casa de estudios que en realidad poco tienen que ver ya que son cosas distintas que usan el mismo nombre pero bueno) donde si bien los hizo campeones y en dos ocasiones consecutivas y demás, no paso de ahí y jamás trajo mas allá de la copa Real Madrid, un torneo grande quizá como libertadores o copa mundial de clubes.
Ahora, habiéndose ido este jugador maravilloso pero nefasto director técnico como lo fue Hugo Sánchez, pienso y recapacito, ¿Cuándo les tocara nalgadas en verdad a los jugadores?
Son vedettes en la cancha y fuera de ella que ganan pequeñas fortunas las cuales no saben honrar dentro de su trabajo representando a un país, el país del que salen y en el que se deben.
¿No están de acuerdo?
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