Ocho días después de bloquearlo, los senadores republicanos aceptaron comenzar el debate sobre una ley aprobada en la Cámara de Representantes que reformaría cómo gestiona la Agencias de Seguridad Nacional (NSA) los registros telefónicos de ciudadanos estadounidenses y preserva otras cláusulas sobre espionaje en territorio estadounidense.
Pero ese cambio de postura no fue lo bastante rápido como para impedir que las leyes que regulan ese programa expirasen a medianoche del domingo, ya que el senador republicano Rand Paul, que aspira a la candidatura republicana a la presidencia, se interpuso en la extensión del programa, lo que enfureció a sus colegas republicanos y frustró a responsables de espionaje y fuerzas de seguridad.
Ahora la cuestión es si el Senado aprobará una ley con la que pueda vivir la Cámara de Representantes. En ese caso, los programas de espionaje se reanudarán con cambios significativos en la gestión de los registros telefónicos. Si no, quedarán suspendidos.
La votación en el Senado sobre la propuesta conocida como USA Freedom Act no podría celebrarse antes del martes a la 1 de la madrugada. Miembros del equipo de senadores republicanos señalaron que esperan que se hagan algunas enmiendas, pero no grandes revisiones al texto.
“Tras pasar el punto de inflexión, el Senado debe ahora aceptar la necesidad de actuar con responsabilidad”, dijo Adam Sciff, demócrata miembro del comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, en un comunicado tras la votación en el Senado.
Esta saga de gran trascendencia plantea los cambios más significativos provocados por las revelaciones de Edward Snowden, el ex contratista de la NSA que reveló la recogida de datos telefónicos y otros programas importantes de espionaje. Después de que el Senado no lograse un acuerdo a tiempo, la Agencias de Seguridad Nacional dejó de recoger datos telefónicos de los estadounidenses a las 3:59 p.m. EST del domingo, según las autoridades.
También expiraron cláusulas que permitían al FBI reunir registros empresariales en casos de terrorismo y espionaje, y facilitaban las escuchas a un sospechoso que cambia de celulares para evitar ser vigilado.
Los responsables de inteligencia habían alertado públicamente del peligro, pero no tenían una gran preocupación por el paréntesis de unos pocos días o semanas, dado que los poderes siguen vigentes para investigaciones abiertas. Lo que más temen es un estancamiento legislativo que pueda condenar estos programas de forma permanente.
“El Senado tomó un paso importante -aunque tardío- hacia delante esta noche”, dijo el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, en un comunicado. “Pedimos al Senado que asegure que este irresponsable paréntesis en competencias sea tan breve como sea posible”.
El presidente, Barack Obama, respalda la USA Freedom Act, que pone fin a la recogida masiva de registros telefónicos de estadounidenses por parte de la NSA, pero permite a la agencia buscar en los archivos de las firmas de telefonía. Esa ley, que mantiene otras cláusulas que iban a expirar, fue aprobada el 13 de mayo en la Cámara de Representantes por abrumadora mayoría.
Los republicanos bloquearon ese texto el 23 de mayo y alegaron que socava la capacidad de la NSA para buscar rápidamente en los registros. La propuesta se quedó a tres votos de los 60 que necesitaba para seguir adelante.
Sin otra opción disponible, el líder de la mayoría del Senado, un reacio Mitch McConnell, dio el visto a la norma el domingo por la noche.
“No es lo ideal, pero con la aprobación de algunas enmiendas modestas que intentan garantizar que el programa pueda funcionar de acuerdo a lo prometido, es ahora la única opción realista de avance”, declaró McConnell.
McConnell se vio sin alternativa, después de que Paul recurriera a las normas de la cámara para demorar varios días el sufragio sobre la ley antigua. Unas horas más tarde, se cumplió el plazo límite de medianoche.
“Por esto peleamos la revolución, ¿vamos a renunciar alegremente a nuestra libertad?… No voy a permitirlo más”, declaró Paul ante el pleno del Senado mientras simpatizantes que tenían puestas camisetas que decían “Estamos con Rand” colmaban el recinto asignado a los espectadores.
Paul alega que la USA Freedom Act no va demasiado lejos, pero cree que terminará por aprobarse.
Los grupos de libertades civiles quedaron divididos. Algunos, como ACLU, creen que la nueva ley es demasiado débil y dieron la bienvenida a la expiración de las leyes de espionaje. Si el nuevo texto se aprueba, la Agencias de Seguridad Nacional retomaría las recogidas masivas durante un periodo de transición de seis meses hacia el nuevo sistema.
“El Congreso debería aprovechar este momento para aprobar una amplia reforma del espionaje, en lugar de la débil ley que se considera ahora”, afirmó Michael Macleod-Ball, director en funciones de la Oficina Legislativa de Washington de ACLU.
Pero eso parece improbable. Senadores liberales que criticaron de forma agresiva a la Agencias de Seguridad Nacional respaldan la nueva propuesta.