El miércoles ocho de septiembre del año en curso fue celebrado, como cada año, la natividad de la Virgen MarÃa.
Esta ocasión, sin embargo, fue especial. Lo anterior en relación con la ya importante conmemoración del año que corre, esto es, doscientos años del inicio de la guerra de independencia. Al efecto, las personalidades reunidas en la plaza de la BasÃlica de Guadalupe expresaron la condición especial que nos reunÃa a todos aquella tarde soleada de septiembre. La festividad se realizarÃa de manera muy especial al rezar un rosario a través de ocho estaciones establecidas al efecto.
Dicha celebración se relaciona de manera muy especial con el evento que se preparaba para los dÃas quince y dieciséis del mismo mes. Debemos tener en consideración que el Acontecimiento Guadalupano se presentó diez años después de la caÃda de la Gran Tenochtitlán, esto es, en 1531.
El Nican Mopohua, es decir, el relato de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, refiere el mensaje de la Madre de Dios a los mexicanos. La expresión â??a todos los que viven en unoâ?, es decir, â??a todos vosotros juntos los moradores de esta tierraâ?¦â?. Esta expresión es de fundamental importancia al expresar una idea hermosa y necesaria: la unidad del pueblo mexicano.
La maravillosa idea transcrita por Antonio Valeriano da muestras del espÃritu de renovación y esperanza que Santa MarÃa de Guadalupe lega a todos los mexicanos. Y esta es precisamente la importancia del mensaje: el abolir la diferencia y división de â??los mexicanosâ?, sin distinción de razas, como un mismo pueblo.
Al abrigo de este maravilloso mensaje de la Reina del Cielo, se confirma la igualdad entre los hombres y la esperanza por una sociedad que abarque todos a todos los hombres y mujeres en una comunión indisoluble y, con ello, el nacimiento de la mexicanidad. De lo anterior se colige que la verdadera nacionalidad mexicana se delinea antes de 1821 y, naturalmente antes de 1810, la fecha exacta: nueve de diciembre de 1531.