Amnistía Internacional (AI) denunció ayer en su informe anual sobre la pena de muerte un aumento por cinco de las condenas en 2014, por culpa de Egipto y Nigeria, pero un descenso en las ejecuciones.
Ningún país latinoamericano condenó o ejecutó a nadie, constata el informe. El único país americano que persiste en ejecutar es Estados Unidos, con 35 casos en 2014, cuatro menos que el año anterior.
En total, hubo 607 ejecuciones en 2014, un descenso de 22% respecto de 2013, y se produjeron en 22 países, los mismos que el año anterior.
Estados Unidos sigue dentro del grupo de los países que más ejecutan, superado sólo por Irán (289 oficialmente reconocidas y 454 no declaradas), Arabia Saudita (al menos 90), Irak (al menos 61) y el país norteamericano.
Sólo siete entidades de Estados Unidos ejecutaron en 2014, por nueve el año anterior. Cuatro de ellos —Texas, Misuri, Florida y Oklahoma— acumularon 89% de las ejecuciones.
Las sentencias de muerte también cayeron en Estados Unidos, de 95 en 2013 a 77 en 2014.
Como en años anteriores, el informe no incluye a las miles de personas ejecutadas en China, donde los datos relativos a la pena de muerte son secreto de Estado, pero Amnistía afirma que las cifras superan a las del resto del mundo junto.
Las últimas estimaciones de la Fundación Dui Hua en San Francisco, Estados Unidos, que cuenta con buenas relaciones con la justicia china, apuntan a que la República Popular ejecutó en 2013 a unas dos mil 400 personas. Para 2014 no existen datos.